Estoy
hecha un lío, anoche durante la cena, dijo papá:
- Para la empresa tengo un nuevo horizonte en este año,
multiplicar las ventas con una nueva imagen ¡ya lo estoy viendo!
- Eso es una utopía, con la que está cayendo Pablo,
-respondió mi madre.
- Tengo ideas, esta noche lo consulto con la almohada.
Miré
a mi hermano pequeño por mirarlo, estaba concentrado dándole al chupete
tremendos y ruidosos chupetones, sentado en su trona azul celeste, que antes
fue mía y de color rosa. Este pequeño “okupa “ no me sirve de nada, lo tengo
claro ¿qué le importa eso del horizonte que ha dicho papá?
-
¿Qué es el horizonte? -Pregunté.
-
Mañana vamos a ir a la playa y lo verás, -dijo mamá.
Me acosté en mi cama y nada más
poner la cabeza en la almohada dije:
-
¡Almohada! ¿qué es el horizonte?
Esperé no sé a qué y me dormí ya
aburrida, pensando que los mayores son raros, bueno el “okupa “ también lo era
y un rato ¡consultar con la almohada!
Al día siguiente, domingo,
llegamos a la playa, hacía calor, me plantaron un gorro de dudoso gusto con
estampado de margaritas. Al “okupa “ le
dejaron en el cochecito, que antes fue mío también, bajo una sombrilla. Yo me entretuve jugando
con la arena, papá y mamá leían. En poco tiempo el sol se ocultó y comenzó a
llover, corrimos y nos refugiamos bajo la sombrilla, el “okupa “ que al vernos
junto a él comenzó a agitar sus piernas y brazos como un poseído, lanzando
balbuceos sin sentido, era así de simple el pobre.
Cuando la galerna pasó, se abrió
el cielo y apareció el arco iris con todo su esplendor, entonces mamá me tomó
de la mano y dijo:
-
Cris, ¿ves esa línea donde se junta el cielo con el mar?eso
es el horizonte ¿la ves?
-
Sí, pero ¿dónde están esas ventas de papá?
Mamá sonrió, yo continué diciendo,
lo que a mí me gustaría es estar en el arco iris, subida en lo más alto, saltar
de color en color, balancearme en cada uno de sus anillos antes que desaparezcan
, quedarme un ratito en cada color, sobre todo en el rosa mamá.
Solté su mano y me adentré unos
pasos de la orilla, pero el horizonte se alejaba más y más a cada paso que
daba. El arco iris fue desapareciendo, igual que las ventas de papá.
Ana Pérez Urquiza ©