La batalla ya había comenzado, y yo no sabía cómo
seguir. Miré alrededor en busca de ayuda,
pero cada cual, estaba con su propia guerra y yo, simplemente, estaba plantado
enfrente de aquel ser pálido, casi trasparente que dejaba que el sol le hiciera
ser invisible.
Notaba su mirada traspasándome, su aliento detrás de mi nuca
como el carcelero, que doblega al prisionero con su sola existencia. No podía
mover un solo músculo, porque su sola presencia me congelaba el alma. Había
comenzado una batalla que ya sabía de antemano cuál era el resultado: morir en
ella. Pero la pregunta era ¿dejaría que ganase sin poner una mísera cantidad
de esfuerzo?
Mis pensamientos tuvieron una gran discusión, dejar que él
ganase sin nada de emoción o mirarle a
los ojos y decirle, “ganarás pero yo no me voy a rendir”.
Me arme de valor, o seria esa valentía de la que habla el
Rey” el ingenio no teme a nada”, me arreglé la armadura, saqué mi espada de la
funda, tenía el mismo aspecto que el primer día que el rey la había puesto en
mis manos, todavía recuerdo sus palabras que me hicieron sentir mucho más que
un simple caballero y ¿ahora? ¡Era menos que una cucaracha!
No podía permitirlo, mire a los ojos de mi enemigo, rojos
inyectados en sangre, buscando una nueva víctima y esa era yo, alcé mi espada y
justo antes de que le hiciera el primer corte grite: "NO PODRAS CONMIGOOOOOOOO".
Y justo después el campo de batalla desapareció ante mis
ojos, mis compañeros seguían allí pero ¿Qué había pasado? ¿Sería magia o que
habrían muerto y eso era el limbo? por favor, ¿alguien puede explicármelo?- dije en
voz alta desesperado.
MATEO, por favor ¡eh! no grites. ¿Porque no haces como tus
compañeros, seguir en silencio que solo eran cinco minutos para relajarnos,
pero parece que a ti en vede eso, es peor que librar una batalla?
Me senté tan rápido como pude, incrédulo no sabía que había
pasado, Jorge se acercó
-Tío ¿que te ha pasado? Te has puesto a gritar NO PODRAS CONMIGOOOO como si esto fuera una pelea.
– Pues no sé hace un rato estaba peleando con el peor enemigo del mundo y de repente la señorita Pérez me está riñendo por romper el silencio.
-Tío ¿que te ha pasado? Te has puesto a gritar NO PODRAS CONMIGOOOO como si esto fuera una pelea.
– Pues no sé hace un rato estaba peleando con el peor enemigo del mundo y de repente la señorita Pérez me está riñendo por romper el silencio.
-Tío vas a tener que ver menos películas de acción, te
afectan.
-Si vas a tener razón o igual… el silencio es mi enemigo…
- ¡Va ser eso charlatán!
Jezabel Luguera ©