martes, 5 de mayo de 2009

EL TREN

Imágenes nostálgicas me llevan al siglo XX, donde el antiguo tren de vapor estaba reñido con la prisa, ya quye en recorrer doscientos kilómetros se tardaba siete horas.

Y esos vagones con asientos de madera, lámparas de aceite, (candiles se llamaban), humo, carbonilla, y el inconfundible trqueteo.

Luego estaban la pareja de protagonistas, "El Maquinista y El Fogonero", de ellos nos han quedado las famosas "marmitas", ya que cocinaban en estas durante los viajes.
¡Cómo no!, los Jefes de esas bonitas y coquetas estaciones que tristemente hoy en día tienden a desaparecer.

Viajar en tren de norte a sur y de este a oeste, creo que era, dejarse guiar por las vías, pero de nuestros sueños.

La literatura y el cine se han quedado en mi memoria y retina. Aventuras como "La Vuelta al mundo en ochenta días", asesinatos como en "El Orient Express"...
Cenas en comedores lujosos con cortinajes y manteles de encaje, cojines mullidos, todo como en los mejores restaurantes de cualquier capital europea. Poder disfritar de maravillosos paisajes, ríos, bosques frondosos, valles, montañas altas y verdes, todo como si pudiésemos rozarlo con nuestras manos.

Ana Pérez Urquiza ©
Abril 2009

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