sábado, 21 de mayo de 2011

EL CINE DE ANTAÑO


Entró en la sala, sus ojos recorrieron el patio de butacas y al fondo observó la vieja pantalla, todo estaba igual aunque deteriorado por el paso del tiempo, levanto la vista y pudo ver la ventana por donde se proyectaban las películas, subió hasta el cuarto donde aún se conservaban el proyector y muchos metros de aquellas cintas que contenían numerosas historias de aquél cine.

En la habitación olía a humedad y las telarañas cubrían todo lo que allí se encontraba, con sus dedos fue rozando y pasando la cinta que se hallaba tirada en el suelo, la puso a contraluz y vio como pasaban las imágenes que esta contenía después de quedarse un rato absorta recordando los buenos ratos que paso durante tantos años.

Descendió de nuevo hasta el patio de butacas y se dirigió a la primera fila, le pareció ver como se iluminaba la pantalla y como una voz anunciaba el comienzo de la sesión de cine.

De pronto recordó el lugar donde se cargaba la caldera de carbón para que todo aquello funcionara y se encamino hacia él; también estaba todo igual, como si el tiempo se habría detenido, todavía olía a humo en esa estancia donde la vieja caldera conservaba trozos de carbón y aún tenía ceniza en su interior.

En la pared había muchos carteles de las viejas películas que se habían proyectado, algunas ya ni se podían distinguir, el papel estaba ennegrecido de tantos años recibiendo el humo del carbón, que salía de aquella caldera.

Conocía todos los rincones del cine, pues durante muchos años fue regenteado por unos tíos y a pesar de que no pudo ver las películas debido a su corta edad, pues entonces solo eran para gente adulta y los niños no podían entrar, ella había sido privilegiada disfrutando de todos los preparativos antes de las sesiones de las películas, y muchas veces sus amigos la envidiaban por poder entrar en aquella sala donde ellos no podían acceder.

Muchos años después el cine se convirtió en una sala de fiestas donde se ofrecían actuaciones de cantantes de moda de aquellos tiempos y a los que tuvo la suerte de ver cuando entraban y salían de la sala, pues sus tíos la avisaban para que pudiera curiosear, ya entonces había crecido ,pero aún no tenía la edad necesaria para poder entrar a ver lo que ocurría, todavía conserva de aquellos años, algunos carteles del viejo cine y autógrafos de los cantantes que por allí pasaron, en una vieja caja de lata, que ya esta oxidada, aún tiene guardados los recuerdos de aquel cine de antaño.

Flor Martínez Salces ©
mayo,2011

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