sábado, 18 de febrero de 2012

CARNAVAL.



La verdad es que yo no entiendo mucho de esta fiesta, que se celebra antes de que comience la Cuaresma. ¡El desmadre antes de la penitencia!

Sé que tengo cuatro fotografías de cuando era pequeña: una vestida de holandesa junto con mi madre que está guapísima de igual forma, otra con mis vecinos amigos de juegos también disfrazados, y otras dos vestida de dama antigua, y es que mi tía Aurora hermana de mi madre, la encantaba coser y hacer labores. Le apasionaba todo lo relacionado con las telas, de ahí seguro que me viene algo, pero yo si coso, me gusta que sea algo que dure, no un disfraz para un momento.

Un día, se las ocurrió a ella y a mi madre hacer una fiesta en casa vestidas junto a más familia, todas con trajes de papel de seda en colores con volantes y flores tipo Sisí y ni qué decir que hay foto testimonial. ¡Qué parecía mi casa! Toda llena de colorines colgados por todas partes. Fue un derroche de fantasía y trabajo. ¡Quedaron preciosos! Y de la fiesta casi no me acuerdo.

Eso sí, me gusta ver por TV. esos trajes-carroza tan espectaculares en Canarias que pesan una barbaridad y son de una fantasía desbordante y de un secretismo extremo.

Alguna vez he seguido por TV. las más famosas del mundo, Las de Rio de Janeiro, interminables, y con esas mujeres despampanantes casi desnudas y moviéndose como solo ellas saben hacerlo a un ritmo endiablado y sensualidad a tope.

Las más elegantes sin duda son las famosísimas venecianas, con esos vestidos de época que deban valer un riñón y esas máscaras tan fantásticas llenas de lazos, brocados, plumas y dorados.

De cerca, lo que se dice de cerca, solo he vivido algo las de aquí, y tengo que decir que recuerdo disfraces muy ocurrentes llenos de fantasía y carrozas que se superan en el tiempo.

Hace años, se nos ocurrió a los matrimonios que formábamos el grupo de amigos de participar disfrazándonos, pero a los hombres no había manera de convencerlos. Solo accedieron cuando les dijimos que les íbamos a poner muy elegantes. ¡Manos a la obra! Capa negra, sombrero de copa, guantes, bastón y pajarita. Nosotras también con capas doradas, pelucas blancas y antifaz de plumas. Estuvo gracioso y lo pasamos bien, pero como lo pensamos muy tarde fue demasiado la “cosedera” para hacer tanta capa cuellos forrados de espuma altos y tanta pajarita.

Aquí tenemos el “handicap” del tiempo, que como le dé por llover, acaban todos por los soportales sin poder desfilar y es una pena tanto trabajo.

Sí que recuerdo unos disfraces que hizo nuestra amiga “Sunci” a los niños vestidos de lápices a franjas amarillas y negras. ¡Quedaron geniales!, menudo humor tuvo, con tantísimo trabajo, pero luego resultó que casi no podían respirar…

Ahora ya venden trajes a buen precio y la juventud se junta formando, charangas, chirigotas y comparsas. El caso es salir y pasarlo divinamente. Hacen una carroza en algún garaje y a disfrutar aunque caigan “chuzos de punta” como solemos decir por aquí. Ya falta poco para que todos puedan cantar a pesar de la crisis, la tan famosa,

¡Carnaval, carnaval!... ¡Carnaval, te quiero!...


Mª Eulalia Delgado González.
Febrero 2012

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