domingo, 24 de enero de 2016

EL LIBRO

 LIBROS
       Otoño, época en que mamá, me viste de entretiempo; como ella dice, paso calor y frío, a veces pienso que con tanta ropa voy a sudar por el paladar. Es cuando llega la fecha de mi cumpleaños.
         Tengo entre mis manos mi querido Diario, regalo de mamá, es de piel verde inglés, filos dorados, lo bordean, tiene un pequeño candado con su llavecita dorada, a la derecha, con letras inclinadas, también doradas pone:“Mi Diario”.
          -Cris, de este Diario, puedes hacer un libro, el de tu vida, cuéntale cosas, sé sincera, va a ser tu gran amigo, jamás te traicionará.
¡Qué regalo me hizo mamá, cómo me conocía, sabía que me gustaba escribir!
           -Gracias mamá, me has hecho el mejor regalo del mundo.
           La primera página en blanco, de filos dorados, mi recién estrenado Diario, estoy nerviosa, con letra temblorosa comienzo, pongo la fecha... “Hola Diario, soy Cris, te voy a contar todas mis cosas, vas a ser mi confidente...” De pronto entró en mi habitación el okupa, de un zarpazo, me lo arrebató, diciendo su gran frase;
            -¡Yo, mío y pa mí!
            Salió corriendo escaleras abajo como alma que lleva el diablo, fui tras él, pero frené en seco al ver a papá en el salón, acababa de llegar de viaje.
            -Feliz Cumpleaños hija, toma tu regalo.
            Era una gran caja envuelta en papel dorado con un gran lazo rojo. Antes de abrirlo, le di un fuerte abrazo dándole las gracias a papá. Lo abrí nerviosa ante la atenta mirada de toda mi familia, incluido el okupa con mi Diario en su mano. Al abrirlo dije:
             -¿Un Acordeón?
             -Así es, Cris, nada más ni nada menos que un Acordeón.
             Me quedé sin palabras, ¿un Acordeón, por qué? Lo colgó sobre mis tiernecitos hombros y casi me caigo, me sentí patética, iba hacia delante y hacia atrás como un tentempié, hasta que conseguí el equilibrio.No sé cuánto tiempo estuve viendo, “suelo, techo, suelo, techo”, del mareo veía, dos madres dos padres y lo peor, ¡dos okupas! Mi padre dijo:
             -Siempre he querido que un hijo mío aprenda a tocarlo, ya que yo no pude, me gusta mucho el Acordeón, ¿a ti Cris?
             Medité unos segundos antes de responder, “¿Hay composiciones de Beethoven para Acordeón?” No. “¿Para Elisa en Acordeón?” No. Aunque era sordo... tenía dignidad. “¿Y Mozart con la Marcha Turca, la compuso para Acordeón?” No, fueron listos y no se colgaron esto que tengo yo sobre los hombros, se sentaban al piano. ¿Qué futuro me esperaba?, ¿tocar el Acordeón para jubilados en el Levante español, ser la sucesora de María Jesús y su Acordeón? ¡Qué depresión!
            -Papá, ¿y si comienzo por la Pandereta, no sé, lo digo porque da más juego, también es muy alegre eh papá?, pesa menos...no sé, y sobre todo me va a dejar crecer, que con esto encima voy a convertirme en “La Menina de Los Pajaritos” con cara de felicidad.

Ana Pérez Urquiza  ©


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