martes, 14 de abril de 2009

EL TREN DE LOS SUEÑOS


Junto al viejo andén esperaban al tren que les llevaría a aquel viaje que los dos habían planeado hacer de nuevo. Aquella antigua estación no había cambiado nada, y todo seguía como la primera vez que se vieron; la vieja locomotora arrinconada en una vía ya sin uso, los sacos del correo raídos de tantas idas y venidas, el reloj con la misma hora que años atrás, los bancos con sus tablas desgastadas de tantos pasajeros sentados, en esperas largas e interminables, el anciano jefe de estación con su banderín deshilachado por el paso del tiempo y hasta en las sucias paredes aún quedaban restos de antiguos horarios imposibles de descifrar por el paso de los años.

Todo estaba igual que la primera vez que se encontraron por casualidad, y el destino quiso que en ese viaje se confesaran sus sueños e ilusiones y, que en aquel trayecto interminable, se enamoraran y unieran sus vidas para ya no separarse nunca.

Entraron en el vagón juntos, de la mano, y sus mentes regresaron las imágenes vividas tiempo atrás, mientras un escalofrío recorría sus cuerpos y las lagrimas empañaban sus ojos

Un pitido ensordecer les anuncio la salida, y ya sentados comenzaron a rememorar las emociones que habían sentido dentro de aquel compartimento.

Por eso, con la ilusión de cuarenta años atrás, repetían el mismo itinerario para revivir aquel trayecto que les había unido en el tren de los sueños.

Flor Martínez Salces ©
abril-2009

1 comentario:

Anonymous dijo...

Flor, le estás pegando con mucha fuerza. !Prosa y Poesía!
Y lo mejor es que cada vez me gusta más lo que escribes. Adelante. Un beso, yo.