martes, 5 de mayo de 2009

RECUERDOS


Estamos disfrutando mucho con el Taller de Escritura. Nos ceñimos a un tema cada vez y siempre nos sale algo, y eso nos ilusiona.

Sobre el Mar fue el primero. Me fascina, y qué decir de esta Villa marinera que escogimos para vivir tan enganchada a él, mas el espectáculo grandioso de las montañas en lontananza cubiertas de nieve varios meses al año. De esos paseos por la playa “hasta el cabo”, de ver romper las olas gigantescas contra la barra, o contemplar la ria como un espejo con sus barcos de pesca, sus yates y sus barcas durmiendo hasta que se les demande trabajo; y gaviotas, muchas gaviotas revoloteando y posadas sobre el mar.

En el de La Infancia se me arremolinaban recuerdos y más recuerdos…Como en estos momentos en que me veo trepando por las rocas con mi padre para pasar de la playa de La Concha en Suances a la de Los Locos más limpia para bañarnos. Me veo arrastrada por una ola y al levantar la cabeza junto a mí estaba una roca puntiaguda, o a Comillas nuestra playa de los domingos y comidas en el Pinar con amigos

Me crié en Torrelavega, de padre burgalés y madre asturiana, mi niñez y juventud transcurrió en esos Sitios y tan pronto me veo tomándome un famoso “Chevalier” por el paseo del Espolón en Burgos. Yendo con toda la familia a pasar el día a Fuentes Blancas (junto a la Cartuja de Miraflores),a cualquier “quinta” a cenar chuletillas de cordero al sarmiento y pinchos de su famosa morcilla. Con mis abuelos y tíos a “Casa Garilleti” (ya no existe) y al “Rimbombín” (cerca de la catedral) a tomar el “claretillo” como en bicicleta con amigas a que nos moliesen un “saquín” de maíz a un molino cercano en La Isla de Colunga para hacernos mi abuela unas “tortas de borona” merendadas con un buen tazón de leche o a coger “bígaros” (caracolillos) con mis padres al “Pedrero”.

Del miedo que pasé un día en que mi abuela me dio el botijo para ir a la fuente a por agua más fresca; yo atajé por un prado (hoy lleno de chalets) y a la vuelta una vaca corriendo detrás de mí… (solté el botijo que se rompió, y salté muro que se quebró).

¡Tantos y tantos recuerdos…!

Con mi amiga Arancha al monte a coger moras, (llenábamos un cesto precioso que tenía mi madre de huevera) y se lo poníamos perdido, pero cuando llegábamos a casa nos las comíamos con leche y azúcar y ya no nos importaban los arañazos de los brazos. O con mis padres en el famoso 600; nos llevaban a merendar a los pueblos cercanos (chocolate con churros) y comparar donde lo ponían más rico; en Liérganes, Puente Viesgo, Santillana del Mar… o a la “capi” a ver los barcos grandes y pasear por el Sardinero aterrizando casi siempre en el “Chiqui” si era verano y por el Paseo Pereda y el “Lago” si era invierno.

Me estoy dando cuenta de que recuerdo mucho mi infancia y no sé si es que la revivo al ver a mis nietos o que me estoy haciendo mayor con mayúsculas.

Mª Eulalia Delgado González
22 ABRIL 2009

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