lunes, 4 de mayo de 2009

UN ABRAZO



Yo no sabía recibir ni dar abrazos hasta hace poco. ¡Qué cosa tan maravillosa me había perdido!, era una necesidad que desconocía y, además, hay gran cantidad de abrazos. ¡Sí, cada momento, cada amigo, cada sentimiento!

Un abrazo es un atardecer con viento de sur y color rojo y el calorcillo propio de ese tiempo.

Un abrazo es crujiente, como desayunar en casa de la abuela, al amor de la lumbre, pan con mantequilla espolvoreada con azúcar y el chocolate.

Un abrazo es el cucurucho de papel de periódico que envuelve las castañas, calentito, sabroso, amable.

Un abrazo es lo que esperas cuando estás feliz de ver a alguien y desconoces si la otra persona lo necesita tanto como tú.

Un abrazo es la sensación de cariño, de salud, de felicidad; igual que cuando casi anochece, lo produce el viento, incansable y constante, de cara a la barra y al mar, desde la atalaya cuando hace frío y aun así, te apetece quedarte.

Un abrazo es el paseo solo o con un amigo, en silencio, agradable, y en el que de vez en cuando se oye ese suspiro, ¡largo, largo, largo!...

Un abrazo es la sensación de descanso en la cama, calentito y cómodo, después de la jornada agotadora.

Un abrazo es tener en las manos frías una tacita de un brebaje, que llene tus adentros y caliente tus manos.

Un abrazo es recuperarte de una crisis de salud sabiendo que estás apoyado de nuevo en la vida.

Un abrazo es lo que yo te doy, pensando que es lo que tú necesitas; y me sorprendo viendo que soy yo quien realmente se satisface.

Un abrazo es la palabra que te hace reír tanto, que acabas agotado pero relajado y feliz.

Un abrazo es lo que yo necesito ahora que sé recibirlos y darlos, aunque a veces dudo al entregarlos, porque quizás no sea el momento para ti.

Los abrazos que más me gustan son aquellos que defino como “integrales”, con toda la fibra expuesta a tu persona, “enteros”, “totales”, “sentidos”, oyendo tu corazón; porque “sí”, sin motivos, ¡porque te quiero!.

Y por último un abrazo es darlo con tranquilidad, para poder disfrutar de todo ese acercamiento, porque aún me queda por aprender, sujetar mis nervios y descubrir el olor que desprende esa unión, que seguro, seguro, ¡huele a cariño!

Ángeles Sánchez Gandarillas ©

En San Vicente de la Barquera,
a 22 de abril de 2009

1 comentario:

Anonymous dijo...

Angeles..

ha sido un verdadero placer abrazarse a tus letras, y sentir el calor de las mismas.

Te dejo muchos abrazos

V.