viernes, 15 de enero de 2010

LA HIPERACTIVIDAD, PRESENTE Y PASADO...

Cuenta de un sabio que un día, tan pobre y mísero estaba, que sólo se sustentaba de unas hierbas que cogía.

-Habrá otro, -entre sí decía, -más pobre y mísero que yo?

Y cuando el rostro volvía halló la respuesta viendo que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arroyó.

(.Calderón de la Barca lo introduce en el siglo XVI en La Vida es Eueño.
.D. Juan Manuel lo inclye en el siglo XIV en El Conce Lucanor.
.Alfonso X El Sabio, en el siglo XIII lo mandó traducir de un poema hindú llamado Cabila el Dimna)






Ding-Dong... Ding-Dong... Ding-Dong... Las doce campanadas. Yo no fui muy exigente: "Virgencita, Virgencita, ¡déjame como estoy!"

Los días se sucedían grises y sin altibajos, pero el día cuatro de Enero mi querida amiga vino a saludarme... ¿Qué tal tu hermano?, preguntó mi boca. Salió sin pensarlo, por propia voluntad. A mi amiga le temblaronlos labios, se le empañaron los ojos.

-Pues mal, muy mal. Hace seis meses nos dieron el diagnóstico de su enfermedad: sufre Hiperactividad.

En aquel instante sentí que se me morían algunas neuronas e intenté enviar energía positiva a las otras para poder escucharla.

Oyentes, serenad vuestros òrganos, proteged vuestra mente con mensajes positivos. Tranquilos, he decidido comenzar con una experiencia positiva.

I. Hace 15 años, Sergio, llegó a nuestro Centro de Secundaria. sin documentación oficial. Venía acompañada de informacion muy seria. En el Centro de Innovación Pedagógica (CIP), (con el permiso de sus padres), le habian pasado los tests necesarios y el diagnóstico fue: ACIS (Adaptación curricular individual) en Lengua C., Euskara, Inglis; Matemáticas. Padecía de Dislexia, sufría d euna lectura invertida y para colmo de adornos era un chaval hiperactivo.

Estos Centros de Innovación Pedagógica "CIP" surgieron después de los COP.s (Centros de Orietación Pedagógica) Y si remontamos unos 10 años antes de los COP.s sólo existían los Centros Espe3ciales para alumnados discapacitados Física y Mentalmente. En Vitoria la pionera de estos Centros Especiales fue la Diputación.

Sergio llegó sin haber superado los estudios de Primaria y a mí me tocó la lotería; iba a ser alumno de mi grupo. Contábamos con profesorado de Educación Especial para (niños con ACI), con Logopedas y con un Piscólogo Orientador. Sin embargo no había ayudas para tratar la hiperactividad.

Joseba, el Psicólogo, y yo, empezamos a dar palos de ciego. No disponíamos de directrices, ni de reducación de horas lectivas, ni de suplemento económico. Sólo contábamos con la Voluntad férrea de ayudar a un alumno necesitado de cariño.

El primer lunes que nos juntamos con Sergio y sus padres fue un pasito positivo, (hasta entonces hubo muchas excusas). Eran las dos de la tarde, nuestro tiempo libre. Se sentaron. El padre de espaldas a Sergio y yo lo invité. Joseba, más sensato que yo invitó a Sergio a que fuera al recrea. La madre, con el pañuelo en los ojos callaba.

Rehicimos el círculo. Desde el primer momento les dejamos claro que si ellos estaban dispuestos a sacrificarse por su hijo, Sergio daldría adelante. Nos dieron su palabra.

Cada lunes nos juntábamos todos, menos Sergio. La madre fue desahogándose: Su soledad, sus gritos... El padre admitió sus continuos golpes, desplantes, malos consejos... Todo para quitarse a Sergio de su lado.

Sergió tardó un mes en acudir al Círculo. Venía con la cabeza muy alta, comosi fuese un ganador de la contienda. Empezamos con la triple cuartilla: cada bloque apuntaba los deberes que sergio debía realizar en casa.

En casa, tendría que poner y recoger la mesa. Debería leer diez minutos bajo la supervisión del padre.

Salió con la cabeza gacha, ni se despidió. Poco a poco, (siempre con su consentimiento), íbamos añadiendo nuevas tareas en nuestras cartillas. Si no las cumplía se le quitaría la llave del garaje-laboratorio.

Los encuentros fueron distanciándose, ya que los padres actuaban con diligencia y Sergio había mejorado en casa.

Sí acudía nervioso a clase; comenzaba a romper objetos comunes y me dedicaba "lindezas" como: "Eres una dictadora, coartas mi libertad, valoras más las normas que la persona..."

Cerrábamos los libros y comenzaba la hora de reflexión tutorial.

Toda persona tiene derecho a su espacio. Toda persona tiene derecho a que se le respete. Toda persona tiene derecho al camino, no sólo Sergio.

Él agachaba la cabeza. Por lo menos nos había escuchado. Y así poco a poco empezó a valorar a sus compañeros.

En 2.º Cursos, Sergio, se hizo amigo de todos. Entre él y yo, se extendió un hilo de seda impregnado de cariño.

A las 2,30 yo acortaba mi hora del café y encontraba a Sergio aseado y repeinado, reíamos, jugábamos en inglés, pero sobre todo reíamos.

Cuando sacó el título de Graduado Escolar, (en un C. Forun Proj.) vino a contármelo. Había sido un alumno modelo. Sus "viejos" estaban felices.

II. Aquí me tenéis, escuchando a mi dolorila amiga: "Mi hermano ha sido siempre problemático. En el colegio se portaba mal, sacaba malas notas... y fue dando tumbos de colegio en colegio.

-¿Por qué? -Se preguntaban sus padres.

-¿Por qué? -Se preguntaban los profesores.

Reflexion sobre el Sistema Educativo de hace 35 años. La edad del "hermano". No sólo adolecía de serios recursos económicos, sino que los problemas mentales no se mencionaban. Llevar a un educando al psiquiatra era como admitir que la locura había entrado en casa. Las personas adultas eran encerradas en un manicomio. Y los problemas psíquicos eran tratados con reglazos y con una disciplina aún más férrea.

Esta Navidad, el hermano de mi querida amiga, les ha hablado de suicidio, ya que su vivir es un sinvivir. Por un lado, como persona adulta, se da cuenta del sufrimiento continuo que causa a las personas que más quiere y más le quieren. Por otro lado, como persona adulta ha enraizado muchos vicios: La mentira que le sirve para no defraudar. La bebida que le hace encontrarse más relajado. Los consejos y la medicación prescritos por el psiquíatra son olvidados con facilidad. La compañía de algunos malos amigos que se ríen de lo que hace, que no quieren sacrificios...

Y cuando "nuestro hermano" está sobrio, la angustia le come las entrañas, no le encuentra sentido a la vida y se nos hunde.

AHORA BUSCAMOS UN CENTRO PARA ADULTOS HIPERACTIVOS.

Isabel Bescarán ©
S.Vicente de la Barquera
5-1-10

1 comentario:

Anónimo dijo...

Isabel, el corazón se te escapa por la pluma, y es una maravilla poder ver lo grande y hermoso que es. !Escribe más cosas!