miércoles, 24 de febrero de 2010

INTERNET


Llevaba tiempo sintiéndose extraño, con sus viejas costumbres olvidadas y con cierta ansiedad cuando no podía comunicarse con ella.

Apenas le quedaban horas libres para dedicarles a sus compañeros de trabajo. Ya no salía a cenar con ellos, ni a tomar sus acostumbrados vinos al mediodía.

Al principio le llamaban a menudo intrigados por tan radical cambio en sus costumbres arraigadas desde tantos años atrás pero, después de algunas malas contestaciones por su parte para no tener que dar explicaciones, poco a poco y con gran pena por parte de todos ellos, dejaron de interesarse por él.

Algunos de sus amigos, sintiéndose en la obligación moral de ayudarle en lo que creían ver un grave problema intentaron hacerle entender que su cambio era debido a una enfermedad llamada “DEPENDENCIA”.

Estaba “enganchado” pero cualquier intento por hacérselo ver se veía obstaculizado por sus airadas respuestas negativas y, en algunas ocasiones, llegando incluso a la agresividad.

No quería darse cuenta, o quizás no pudiese, que estaba robando tiempo al trabajo, a los amigos, al descanso… Toda su vida se centraba en una sola cosa: “INTERNET”.

Para él fue un gran descubrimiento, algo que hizo que toda su trayectoria cambiase en un momento.

Su vida no había sido fácil. Fue hijo único de unos padres excesivamente protectores. Nunca tuvo amigos, le costaba mucho relacionarse con sus semejantes, incluso se sentía fuera de lugar en las reuniones familiares, observado por todo el mundo en cualquier lugar que estuviese.
Con internet encontró su pequeño refugio, donde podía mostrarse como él era realmente, o podía inventarse cualquier personalidad. Cada día elegía una profesión diferente; una semana era rubio y alto y a la siguiente podía ser moreno y bajito. No importa, nadie le ve, nadie le conoce y posiblemente a nadie le interese cómo es o lo que hace en la vida. Tan solo vive el momento, y las redes sociales le ofrecen la posibilidad de disfrutar la vida que a él le apetece en cada instante. Situación esta muy atractiva cuando tu vida real no te llena lo suficiente.

Delante de la pantalla puede jugar a ser cualquier persona, a vivir otras historias, y lo más importante, el compromiso se acaba cuando él quiere sin necesidad de dar explicaciones a nadie.

La vergüenza, la timidez y el miedo al ridículo no existen en las relaciones entre internautas.

Sócrates en su día ya dejó una frase que puede muy bien aplicarse a esta situación y nos ayuda a entender este fenómeno:
“Voy a hablar con la cabeza tapada para que, galopando por las palabras, llegue rápidamente hasta el final y no me frene, de vergüenza, al mirarte”.

Esa era su sensación cada vez que se comunicaba con ella, no quería webcam, tenía miedo a no gustarle. Sabía que tarde o temprano llegaría el fatídico momento donde le pidiese un encuentro para conocerse personalmente, pero hasta entonces disfrutaba de una felicidad que nunca había conocido. Sabía que aquello era un sueño y que la hora de despertarse se acercaba pero no quería pensar en ello. Todavía no. Sus encuentros en la red, cada vez más continuos le hacían olvidar su vida real. En su interior sabía que sus amigos tenían razón, que tenía un gran problema… pero eso qué importaba si, por una vez en su vida, era feliz.

Laura González ©
Febrero 2010

1 comentario:

Flor dijo...

Este relato nos hace pensar,pero siendo honestos con los demas,a traves de internet se puede llegar a conocer gente muy interesante sin maldad ni malos sentimientos¿acaso es malo fantasear de vez en cuando?
besitos.