sábado, 18 de junio de 2011

LA MIRADA


La primera vez que la vi, en aquella tienda, me cautivó. Estaban ella y su hermano. Me acerqué y nos miramos, era pequeña, sus ojos grandes, negros y redondos me miraban llenos de inocencia y ternura. Era muy chata tenía una naricilla perfecta , contactamos al momento me dije –es ella va a ser para mí-, ¿su pelo?, largo, liso, suave; ¿su color?, entre rubio claro y oscuro. Con aquella mirada, mi corazón latió alegre y gozoso tic, tac... tic, tac, no pude resistirme, la cogí y abracé junto a mi pecho, mi cara rozaba su cabecita. Ella emitía gemidos mimosos, le dije:

-Tranquila cariño, vamos a casa.

Al ser la primera noche lo dispuse todo para que estuviera cómoda, que no le faltara de nada, cena, bebida y lecho. Me observaba tímidamente yo miraba con placer todos sus movimientos, me divertían.

Después de su cena, emprendió una improvisada carrera de la cocina al salón y del salón a la cocina, el resto de la casa no estaba iluminado y no se atrevía. Iba de alfombra en alfombra, ya que descubrió que en el piso de madera derrapaba, me reía cuando esto sucedía. Extenuada de tanta carrera y sus consiguientes derrapes, se durmió yo también no sin antes haberla contemplado dormir plácidamente.

De madrugada lloraba, se sentía sola, de un impulso salté de mi cama pero no acudí a sus ruegos, no por ganas sino por que así me lo aconsejaron. Al día siguiente, tras una noche un tanto expectante por ambas partes nos vimos temprano; yo lo estaba deseando. Cuando la vi allí, mirándome, tan pequeña e indefensa que no sé cuantas veces abracé y besé  a ese cachorrito de dos meses de vida, diciéndole:

-Buenos días cosita, –ella me miraba y movía su peludo rabito, parecía muy feliz, –he de pensar en darte un nombre, no sé... no sé... mi primera mascota se llamó Neska, la segunda Ire ¿y tú? no sé, al decir esto último lamió mi mano y le dije:

-Lo tengo, tu nombre va a ser Nosé–

Desde ese día Nosé se convirtió en parte de mi vida, fue un buen cachorro, no rompió nada en casa, salvo el talón de mis zapatillas ya que iba tras de mí y los mordisqueaba, le parecía muy divertido y confieso que a mí también.

Actualmente vamos juntas a todos lados si viajo va conmigo ya que solo pesa cuatro kilos, paseamos y jugamos mucho. A la hora del baño recorre la bañera de lado a lado y no para, con el secador sin problema, pero este viene a la hora del cepillado de pelo, en cuanto ve el cepillo en mi mano... se esconde y tenemos verdaderos problemas ese día.

Conoce cuando voy a salir con o sin ella pues mira mis pies, si ve que llevo tacones baja el rabito, si no los llevo lo menea y da saltitos de alegría. Tiene sus manías, cuando paseamos y hay una tapa negra de alcantarilla, la rodea, no la pisa nunca, el felpudo de la puerta, tampoco lo pisa, lo salta.

Supongo que Nosé, pensará que yo también las tengo en estos diez años que llevamos juntas, no se lo he preguntado por temor a sus respuestas. No quiero ni pensar en el día que me falte esa dulce mirada de profundos ojos negros.

Ana Pérez Urquiza ©

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