miércoles, 30 de noviembre de 2011

HOMILÍA Y BELÉN


Un escrito con referencias a la iglesia y el campo tiene su miga. Me hace recordar cuando mis relatos eran muy largos y uno de los compañeros del taller me reconvenía diciendo: “son tan largos como las homilías del sacerdote de mi pueblo, que casi dormía a los feligreses y hasta se repetía y todo”.

Así que me encuentro en ese dilema, ignoro si he de recrearme o tan solo escribir unas pocas letras, aunque, pensándolo bien, nuestras reuniones se desarrollan en la parte alta de lo que fue el ábside de la Iglesia de San Nicolás, al lado de la torre del campanario, ahora también reloj que, por medio de su campana, inmortaliza los minutos; el reloj se hace protagonista en todas nuestras reuniones. Sé de buena tinta, que le encantaría, además de medir el tiempo, describirlo en páginas llenas de letras y hacerse “más” hueco entre nosotros.

Y mira, además de estar en una iglesia, estamos en una biblioteca, en el segundo piso, sobre la mayoría de los grandes escritores que descansan sus letras en las estanterías, esperan a que alguien los quiera leer y vivir otras vidas con cada uno de ellos.

Así que entre los de arriba que escribimos y lo que leemos de los de abajo, se forma algún belén de vez en cuando.

Por cierto, hablando de belenes, casi podíamos formar uno allá arriba, empezando porque el lugar es pequeñito; aún así, tenemos prácticamente de todo, inclusive, personajes en santidad.

Lo intentaré demostrar.

Las computadoras que nos rodean, parecen un rebaño de ovejitas pastando pacíficas, lanudas y templadas.

Tenemos un Jesús, “sonrío”, es algo grande. No dudo que sea simpaticón y revoltosillo. Si bien, cuando nos lee sus historias monta buenos cristos.

A falta de una María tenemos dos, una es la “desasnadota”..., calla, calla que ella, nos puede prestar un asno, que tanto dará cambiarlo por la mula, con tal que dé calor. La otra es María taller, madre de las ausencias obligadas, sin embargo está entre nosotros todo el tiempo. Más maja ella, una santa.

Santa Ana, madre de María, también tenemos una, es discreta y comenta poco y claro; como buena abuela de Jesús, se mantiene cerca de él, contándole en bajito pequeños cuentos.

Santa Isabel, la madre de Juan Bautista y que proclamó a María en su visita como “Bendita entre todas las mujeres...”, está silenciosa y observando, sabe mucho esta Isabel, ¡sabe mucho...!

Laura que es la que dignifica a los vencedores y los corona con laureles. Está ahí, esperando a investir a quien se tercie por medio de los comentarios de sus blog, a veces se los hace a nuestro Jesusito.

Blanca es la luz del cometa y junto con Nieves, dan ese toque de brillo níveo a este invernal y peculiar “nacimiento”. A pesar de la sencillez y humildad de ambas, sin ellas, sería difícil crear un Belén como es debido.

Eulalia fue una santa “que hablaba bien y de su boca salían palomas”, con lo que tenemos a quien ore y suelte las palomas de este Belén, siempre correcta, siempre en una blanca y sonriente paz.

Y para tener la alegría, el respeto, la necesidad de color, de ayuda, trabajo en la sombra de manera omnipresente, tenemos a Flor, que lo mismo es una rosa, que un jazmín, que un tulipán; además, hace unos meses, Jesús dijo que podría ser cualquiera de ellas o todas a un tiempo, y eso tiene toda la pinta de ser milagroso. Debería de quejarse porque no la valoramos.

Jezabel, se encargará de poner un buey en el Belén, pues no habría otra manera, ella se aviene a ello pacíficamente, con la dulzura de siempre, con una fantasía ilimitada.

Por tener tenemos hasta los “Dolores” del parto, aunque la parturienta apenas se queja; convierte el parto en llevadero y corto, “tan breve como sus escritos”, más, obtiene un buen resultado.

Y Santa Susana ¿qué?, ¿dónde está, eh? Sencillamente es una piedrecita llamada “susanita”, tapada por la nieve, y claro, se la ve solamente cuando el tiempo mejora, o, a lo mejor es la flor de la azucena invisible en invierno; es tan joven que nos prenda a todos con su lozanía, candor y belleza, pero, siempre en la sombra y a veces está, otras no está, otras no lee....

Aún podemos desarrollar algo más esta historia de familia belenista, porque, ¿notáis que falta el angelito gordezuelo que siempre anda dando la vara por ahí?, claro, ese angelito es ÁngeL...Inés, repartiendo letras a medida que vuela, ¡...pesada es por favor!; por aburrir, aburrió hasta a San José que se fue harto a la carpintería. Como no le estaba permitido decir palabrotas, hablaba algo de que “ojala se le cayeran las plumas a quien yo dijera...”

Más no temáis, San José nos dejó a un buen vigilante, el tercer jerarca, el Arcángel San Rafael y a todo su ejército, protector, sanador de nuestros escritos... Pobre..., le queda mucho que cuidar. Esperemos que su paciencia sea tan larga como su obra poética. Es la hoguera de estas reuniones.

La historia fue recogida en un lugar cercano a África, nosotros estamos con Kenia, creo que eso será suficientemente cerca; nos llegó este año para poder forman del todo este "nacimiento", con todos, entre todos, con letras nuevas que trae de otro continente. Bien se podría haber llamado Belén, y si no que se lo pregunten a nuestro Jesús, que fue el primero que lo formó preguntando a bocajarro una pregunta kafkiana a, la entonces recién venida Kenia; es posible que pensara: ¡en qué belén me he metido!

Pues eso, tenemos iglesia y campo para leer, lo llenamos todos con la integridad necesaria, la alegría, el humor, el amor, la enseñanza, la unión y la dedicación entre amigos, desde el suelo de la biblioteca a las alturas. La felicidad surge porque Dios está. Si Dios está, hay una iglesia, y ésta, se hace siempre sobre el campo abonado, en este caso, unas letras sin ánimo de molestar a ninguna religión, pues desde éstos, aquellos u otros personajes, se pueden dejar mensajes de paz y buena voluntad. Todos tenemos a Dios y Él, acoge a todo el mundo.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
28-XI-2011

1 comentario:

Anónimo dijo...

lines¡¡¡¡ nos has echo reir a carcajadas jajajaja me encanto tu escrito siempre me sorprendes bsssssss