miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA CAJA DEL MIEDO.


Cuando era pequeña escuché una de las historias más transcendentales para mí; siempre que tenía miedo, me escondía debajo de la manta del salón y venía mi abuelo, con aquella sonrisa enorme, y me arropaba en sus brazos salvavidas.

Me decía: -Pitufa, ¿Qué te pasa? ¿Tienes miedo mi amor?

Yo gimoteando contestaba: -siiiiiiiiihhhhh, siiii….

Él me sonreía y me hacía sentir a salvo, y con sus grandes manos me secaba las lágrimas.

-Pitufa, escúchame: ¿Sabes lo que hacían tu papa y tío Manuel, con el miedo? Se sentaban uno frente al otro, al estilo indio, y en medio de los dos una pequeña cajita de madera y una vela morada encendida. Entonces tu padre abría la cajita y le decía a tío Manuel: -¿Quién empieza? .-y tu tío el valiente, decía, -mejor tú y luego yo.

-Manuel, yo le tengo miedo a la niebla, porque oculta con su blancura la mejor parte de las cosas. ¿Y tú a qué le tienes miedo?

-Yo, a la soledad, porque con su invisible oscuridad hace que la gente desaparezca de nuestras vidas.

Tras contarse uno a otro los miedos, soplaban la vela y cerraban la cajita, para que, así, sus miedos se quedaran dentro de ella y no se escaparan.

Salté de los brazos de mi abuelo y regresé con una vela. Ya estaba mi abuelo sentado a lo indio encima de mi manta y una cajita de madera abierta.

-Abuelito ¿quién empieza?

-Yo pitufa, tengo miedo a que crezcas y me olvides. ¿Y tú?

-Tengo miedo a ser yo misma y no me quieras.

Y justo antes de apagar la vela pensé. "Y vosotros que me estáis escuchando ¿a qué tenéis miedo?"

Moraleja: “cuando compartes los miedos, estos se debilitan y dejan de ser miedos”

Jezabel Luguera González ©
Noviembre 2011

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