miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA NIEBLA


¡Sombras, amagos de luz, sombras…! El 12 de septiembre de l.998, parecía, por fin, que la niebla se evaporaba; pero en la Firma del Pacto de Estella faltaban dos partidos, y los improperios, vahos, palabras al viento formaron, de nuevo, la húmeda, fría y amenazante niebla.

Los habitantes de mi país malvivían bajo la opresión, bajo la intimidación, bajo la prohibición, bajo el arresto, bajo la tortura del país dictatorial. Era el pie del gigante que aplastaba a las abejas trabajadoras; abejas que soñaban con un futuro libre; abejas que deseaban respirar aire puro: sin mordazas. Y así en 1958 un grupo de abejorros –úsese como nombre epiceno- con ansias de independencia se alzó en armas: poseían letales aguijones y fueron inyectando su veneno a diestro y a siniestro. Formaron una niebla roja, temible, odiosa. Esta niebla no solo nos separaba de los vecinos –que empezaron a odiarnos; nos ocultaba los caminos seguros. Con la niebla sobre nuestras cabezas, nos centramos en nuestros ojos avizor, los sonidos ultrasónicos, olfatos detectores y pies en polvorosa…

-¿Y los cerebros?

Los teníamos encapotados: con amenazas, con miedo, con desprecio.

Los políticos del país opresor fueron llamados al orden por Organismos Internacionales - analizados en sus continuas torturas. .. Vinieron las destituciones de los más violentos (los abejorros independistas ya habían lanzado las vísceras de los más corruptos contra la acenizada niebla) Y mientras los políticos y sus secuaces, a regañadientes, empezaron a valorar “la palabra”, cejando en sus tropelías; los sangrientos abejorros siguieron aterrando y segando vidas, con un solo objetivo: “La independencia” El fin justificaba los medios, y entraron en un “cul-de-sac”. Su obcecación les convirtió en causi-bestias: jugaron a la ruleta rusa. con un joven que esperaba que le llegara la única bala.

Y tenían que demostrar que tenían más bemoles que los demás y se les ocurrió transformar la niebla que ya bajaba hasta nuestros corazones en una niebla antihumana, en niebla nauseabunda, en niebla asfixiante; y bajo los cimientos de una nave industrial, enterraron a un hombre durante 532 días y noches El atropello a la dignidad humana segó también la afinidad de muchos hacia aquellos monstruos humanoides.

Y el astro rey seguiría saliendo, pero mi país seguía sumergido en una niebla multicolor: el vaho rojo de víctimas inocentes, la nube negra de bombas-lapa, el polvo de los edificios reventados. Todo se elevaba y formaba una niebla de protesta general…

Y el 20 de octubre de 2011: ya los abejorros se han operado de sus cataratas; ya les han extraído los tapones de sus oídos –sin apenas vítores de sus camaradas-; ya temen el contacto, de por vida, con las paredes anti liberta. Los encapuchados abejorros declaran que “LA VIOLENCIA HA ACABADO”.

Ahora, debemos agradecer a las víctimas que no hayan seguido la Ley del Talión y mojarnos todos@s para que sea más fácil que se evapore esa niebla pesarosa que los aplasta.

San Vicente de la Barquera, 27 de octubre de 2011
Isabel Bascaran ©

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