sábado, 16 de junio de 2012

REALIDADES SUPERPUESTAS



Las manos artistas bajaron las persianas y todo quedó apartado de los ojos de los escasos paseantes.

-Doña Puri, por favor, colóqueme junto a las niñas de la Primera Comunión; el machete de la carnicera me altera toda, y me sangran los dedos.

-Por favor, Samuel, cuénteles un cuento para que se tranquilicen. Pensé que las cartasque les ha repartido la cartera serían un somnífero eficaz, pero veo que algunas no logran conciliar el sueño.

-Bueno, allá vamos. En un pueblo cercano, habían montado una preciosa exposición de muñecas

-¡Ah, como éste!

-Sí, parecido a éste. El escenario lo componían tres preciosos altares. En la parte izquierda de la persiana, sobresalían las muñecas de Primera Comunión y una cigüeña, (bueno, un cigueñón), para mantener a las niñas despiertas y erguidas como maniquíes. Al fondo, frente a la persiana, presumían las frágiles bailarinas de ballet, las ágiles patinadoras en sus llamativos trajecitos, los danzarines del pueblo portando arcos engalanados, y la sonriente carnicerita cerca de sus aceros.

-¿Eh, bibliotecario, llevaba un machete en la mano?

-Sí, y a veces se le caía sobre el mostrador, y alborotaba a las muñecas.

En la mesa de la izquierda con sus faldas rojizas, se hallaba la querida cartera de los labios carmesí, la muñeca que padecía de insomnio y pasaba las horas con sus rimas, la asustadiza niña con su carretillo, y la dueña de la tienda de cuentos.

-Yo quiero un libro de cuentos -dijo la niña que se mordía las uñas.

Bueno, coge uno y cuando lo acabes a dormir como tus compañeras, ¿entendido?

-Sííí.

-Buen trabajo, Samuel. A ver si se duerme…

-¡Ay!, doña Puri. He oído unos graznidos y, luego, unos picotazos en la persiana.

-Pero, qué sueños tienes, Andreíta. Me quedaré junto al carretillo y vigilaré.

- ¡PUM! ¿Doña Puri, no ha oído el ruido del machete de la carnicera?

-Tranquilízate, ricitos de oro. Quizá se le haya caído de la mano. Descansa. Seguro que si duermes, mañana, crearás unos poemas preciosos.

-Sí, voy a intentarlo. Un beso, y gracias Doña Puri.

Hacia las ocho de la mañana, la gobernanta levantó la persiana con el máximo cuidado. ¡Qué raro, y este serrín en el suelo! Dentro se oía el silencio y la belleza cerraba los ojos. Los frotó, sí, una cigüeña estaba alicaída. Siguió con su examen: al llegar donde la carnicera se apresuró a restregar los hilillos de sangre del machete con el dobladillo de su uniforme.

-Doña Puri, espabile, compóngase. ¿Quién ha envuelto y posado a este niñito en el carretillo?


San Vicente de la Barquera, a 8 de junio de 2012
Isabel Bascaran  ©

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué bonito Isabel, un cuento entre la realidad de las muñecas, es hiperrealista, donde se reconocen a varios personajes, gestos, vestimentas, y la profundidad de las impresiones que te causaron...!!!
Mejor es dificil y quien no disfrutó de aquella exposición, tendra en esta lectura una llave a la imaginación.
Por cierto, ¿Podrías bajar a grabar el lunes a las 18 horas?, si es así, te espero en la Confiteria Carma.
Abrazo y benvenida a casa. Lines