miércoles, 14 de noviembre de 2012

UNA LÍNEA NOS UNE Y NOS SEPARA...





UNA LÍNEA NOS UNE Y NOS SEPARA…

I

Una línea nos une y nos separa,
un cordón en la mente imaginario,
un candor que se extiende por la cara
al oír en silencio un comentario.

Más el hilo sutil de la almenara,
el que aviva las llamas a diario,
es la voz prodigiosa que no para
en el fino conducto utilitario.

Es amor y dolor tan simplemente
que se cambia y transmuta en un instante.
Es la risa y el llanto de la gente
compartidas de forma emocionante.
Y a la vez es el cáliz sugerente
que se bebe y apura refrescante.


II

Una mano lo atrapa y acaricia,
y los dedos recorren sus sentidos,
hay en ellos un tanto de pericia
arrancando suspiros contenidos.

La otra mano lo mira sin codicia
y en el aire dibuja mil sonidos,
es quizás esa nota con malicia
rescatando del pecho los latidos.

Pero sigue la voz encandilada
susurrando palabras y mensajes.
Es la voz tan hermosa y adorada
que estremece cual brisas y masajes.
Y es la oreja paciente y resignada
quien aguanta resacas y oleajes.

III

Al final, el lector estupefacto,
quiere hablar y escuchar en este día,
reclamando tener ese artefacto
compartiendo su llanto y alegría.

Ya se apaga aquel cuerpo tan compacto,
esa extraña y pequeña mercancía,
que es capaz de dejarte estupefacto
y a la vez elevar tu picardía.

Pero sé que no he dicho en este escrito
ese nombre que llama en la distancia,
la palabra que causa el sambenito.
al oído viril y al de la infancia.
Resumiendo, en silencio y sin un grito,
el teléfono diré, es la sustancia.

Rafael Sánchez Ortega ©
11/11/12

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