Una mañana
temprano
Me asomé a
la ventana
Despacito y
con desgana,
Ojos fijos
sobre el llano,
Cansado de que el piano
De mi vida
silenciara
La pena que
me embargara.
Siento notas
en el alma
Que mi sentimiento calma
Y mi visión
sosegara.
¡Qué música
tras el cristal!
Notas caían
del cielo
Y sin llegar
hasta el suelo
Dibujan una
estela tal
Sobre la
ralla horizontal
Que sonaban
con destreza
Y
armonizaban belleza
De un
paisaje musicado
En mi
interior sosegado
En busca de
mi pureza.
Con la brisa mañanera
Se despeja
el horizonte.
Surge en el
alma un desmonte
Que aclara
de tal manera
La maleza
que a la vera
Va cayendo
de mi mente.
Siento
alejarse la gente
Y con la luz
del ocaso
Siento muy
cerca el fracaso.
¡Es soledad,
finalmente!
Maximino Fernández Sierra ©
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