De naranja
vestías en bicicleta
y soñabas las
nubes
respirando tu
vida de golosinas.
Con el viento
viajabas en pedaleo
y te llenaba de
olores con matiz a delirio,
perseguías las
frutas y los helados
que sembraba tu
adentro,
color
naranja.
Eras una
valiente deshecha en hielo
que sentías
latidos sobre la hierba
y por techo los
soles anaranjados.
Te latió el
corazón en los resplandores
de ocasos
ardientes
y mil quimeras.
En la vida has
subido por escaleras,
que anaranjadas,
te alinean a
Marte con pelirrojos
en un mundo
hacia el este
de alborada y
futuros,
y que sin llaves
abriste esos candados...
Ángeles Sánchez
Gandarillas ©
25-III-2013
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