¿La llave para dejar de fumar?,
no la encuentro. Ayer sin ir más lejos, me propuse; hoy voy a fumar
menos ¡así, convencida, con valentía!
Durante la mañana, me controlé bastante, hasta me sentí orgullosa de ello, ¿ves? no es tan difícil, me decía, barriendo o con el plumero en mano pero... Sonó el teléfono a la hora de comer, miré el número... ¡mi suegra!
Durante la mañana, me controlé bastante, hasta me sentí orgullosa de ello, ¿ves? no es tan difícil, me decía, barriendo o con el plumero en mano pero... Sonó el teléfono a la hora de comer, miré el número... ¡mi suegra!
Tuve el
impulso de encender un cigarro, como siempre hago cuando me llama, pero me
contuve.
-
¿Si? ¡Hola Leonor!
-
Hola, hija ¿me acabas de llamar? -esta es su táctica,
para llamarme sin parecer pesada.
-
No, pero lo iba a hacer más tarde, -(miento), ya que casi iba a comer. -(no se da por
enterada y continúa con lo mismo de siempre)
-
Es que este teléfono no hay quien lo entienda, como es
nuevo... suena, descuelgo y nada, que se corta la llamada y he pensado que eras
tú.
-
Ummggg... -balbuceo, ya que así lleva un mes y se me
han acabado los “ya“, los “buenos”, los “que cosas pasan, “los “estará mal”...
-
¿Cómo estás? -pregunta.
-
Bien, bueno, tengo un dolor en el brazo, -(por contarle
algo nuevo), que cuando lo mue... (no me deja terminar, ¡como de costumbre,
y ya me he arrepentido, ya le he dado
pie, carnaza, para sus temibles monólogos. Juego con la cajetilla de tabaco...
Leonor se viene arriba.
-
¿Dolor de brazo? yo tuve ese mismo dolor.
Ahora juego con el encendedor y
pienso, ¿ese dolor, ese mismo dolor? ¡pero si no te he explicado dónde me duele
ni cómo es!
-
Leonor , me due...
-
¡Si , si , es horrible y molesto! , eso es artrosis o
reuma ¡seguro! mira cuando yo fui a un viaje al norte, no podía ni conducir y
claro tenía que llegar a Tarragona por la mañana ya que el barco de tu suegro
llegaba a... -(sigo jugando con la cajetilla de tabaco, resisto. A esta ya no
hay quien la pare),- bueno ya conoces mi
vida hija ...
-
Si, ya m...
-
Mala o buena tenía que ir de aeropuerto en aeropuerto y
por esas carreteras de aquella España de entonces.
-
Si, ya me has contado tu vida.
-
¡Por eso! ¿Te conté cuando me dormí al volante una noche
y un camionero, no se despegó de mí por León?
-
Si, y que te...
-
Bueno no sabes lo que fue aquello, era noche cerrad ,
estaba cansadísima y bla, bla, bla...
-
Ya, ya lo sé Leonor y que te echa...
-
Pues el pobre me echaba las luces para que no me
durmiera ...
-
Si, y en una gasoli...
-
Me lo dijo cuándo paré en una gasolinera-,” señora no
podía dejarla así, daba volantazos”.
-
Si, ya eras una valiente, -(esto le encanta)
-
¡Qué hombre aquel, nunca le olvidaré!
En una de sus
no pausas (repito ya me lo has contado) y para cambiar de tema ya que lo de mi
brazo le trae al pairo y cortar el monólogo le digo:
-
Leonor, perdona se me están quemando las lentejas, -(se
me ocurre), pero su lengua es una ametralladora.
-
¿Vas a comer lentejas?
yo hoy he puesto unas patatas con… -(y me cuenta la receta)
¡Ya no puedo con mi vida y
enciendo un CIGARRO, me lo he ganado, y doy una gran bocanada tumbada en el
sofá. Leonor continúa disparando palabras.
-
¿Sabes que las legumbres son buenísimas para...?
-
Si, por eso las co...
-
Hay que comerlas... ¿Estas fumando? Lo noto, Hija ¿por
qué no lo dejas?
¿Por qué no lo dejo , por qué no
lo dejo...? respeto sus canas y no le digo lo que pienso; por tu culpa, por tu
culpa, por tu grandísima culpa. Al rato de más bla, bla y porque bla, bla,
bla... dice;
-
Bueno te dejo que empieza el Telediario, a ver que nos
cuentan, seguro que desgracias y paro ¿sabes que por aquí cierran...?
-
¡Leonor, que se me han quemado las lentejas ¡(intento
fallido).
-
Oye, siempre que hablo con alguien me dice lo mismo,
que se le quema la comida. -(ríe inocente se lo cree realmente).
Miro el reloj, las tres, llevamos
hablando una hora, bueno ella. En el cenicero hay colillas apagadas que me
niego a contar.
-
Para las lentejas quemadas hay un truco, añadir un...
¡Socorrooo! el pabellón auditivo
me arde, está al rojo vivo...
-
¡Huy!, perdona mi vida, me llaman al móvil, mañana te
llamo, -(amenaza), - ya que no me has contado nada de ti, ¡te quiero ,te
quiero, te quiero, no fumes!
Ya sin fuerzas, extenuada,
salvada por esa llamada de una valiente nueva víctima, balbuceo;
-
Yo también a ti (PERO CONTINUA).
-
Me gusta que me lo digas, hija, es que a las del norte
os cuesta decirlo ¿eh?
-
Leonor atiende a la llamada (no me escucha).
-
Bueno ya sabes que a mí la gente del norte siempre me
ha gustado...
-
¡Leonor!, la llamada, mis lentejas…
-
Bueno, vale te dejo, sé que soy charlatana ¿y qué? no
le hago mal a nadie, cuídate mi vida.
-
Si, tú también (lo digo muy rápido para no darle más
opciones) y cuelgo.
Sigo tumbada en el sofá, son las
tres y cuarto, me sale el humo por las orejas, la izquierda está roja y me
hormiguea la mano, no la siento... ¡Ring... ring...! me incorporo de golpe,
miro el número: ¡mi tía! “SOCORRO” otra monologuista, y otro capítulo y aparte .
Y con todo esto ¿se puede dejar
de fumar? y si es así ¿dónde está la llave para hacerlo?
Ana Pérez Urquiza ©
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