¿Baúl vacío
o mi vacío baúl?
Hace algún
tiempo me olvidé, por completo, de revisar el contenido del mismo.
No me
atrevía a abrirlo, porque me daba la impresión de que no había nada en su
interior. Pero nada de nada. Presentía que estaba vacío de todo, o… lleno de
nada.
Lo
encontraba vacío de alegría, salsa necesaria para la vida. Lo encontraba vacío
de ánimo, espíritu vital para no mirar
hacia atrás.
Lo
encontraba vacío de compañía, vacío de soledad, vacío hasta de tristeza. En una
palabra, vacío del todo. Por no tener, creo que no tenía ni aire.
Mas, llegó
un momento en el que recibo un aviso anímico, como uno de esos pitidos de
móvil, un mensaje que no traía número, ni sonaba… pero yo lo oía. Bueno, no sé
si lo oía o lo presentía. Más bien, esto último.
Miré mi baúl
con cierto respeto. No me atrevía. Pero….tengo que hacer algo. Me miro y…
apenas percibo que soy yo. ¡Qué cambio!
Lo abro y…
me aparto miedoso. No sabía lo que iba a encontrar.
¡Oh!... en
el fondo del mismo van apareciendo, milagrosamente, palabras espléndidas:
¡ánimo, adelante, aprecio, amor, amistad, compañía…!
Me pongo
eufórico. Comienzo a flotar en un aire renovado, lleno de vida. Mis ojos
brillan secretamente.
¡Oh! Otra
sorpresa: aparecen los nombres y las figuras de mis "compañeros" del Taller de
Escritura. Todos juntos y uno por uno. Me emociono.
¡Ah! Y me
musitan: ¡adelante, ánimo, te echamos de menos…te esperamos!
Remiro mi
baúl y veo que se está llenando de los colores más brillantes del universo. Mi
ánimo y mi mente están bebiendo de vuestra añorada compañía.
Gracias por
vuestro aprecio y hasta pronto.
Creo que
tendré que pedir ayuda para subir con mi "lleno" baúl.
Maximino Fernández Sierra ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario