martes, 1 de abril de 2014

LA GALERNA





Era un día maravilloso de verano. Decidimos pasarlo junto a nuestros hijos y unos amigos hace ya unos años en la playa del Puntal, cuando veníamos a Santander. El barquito estaba a punto. Desde La Marina del Cantábrico fue una delicia de paseo, amén de seguir hasta ver el Sardinero desde el mar antes de enfilar al Puntal. Una vez allí, un hermoso paseo por la orilla pisando las "algas", y recogiendo conchas nos abrió un buen apetito.

Nos fuimos todos al Chiringuito a tomarnos las consabidas rabas que tanto nos gustan a todos mientras nos hacían una sabrosa paella. ¡Buenísima!. Después de los postres, los señores se pidieron unos whiskys con "hielo". Los niños correteaban por la playa. De repente empezó a soplar un viento fuerte y las sillas del chiringuito vacías comenzaron a caer. Unas nubes negras venían por lontananza. Todo presagiaba el "infierno" de una galerna.

-¡Todos al barco!  Echaron otra ancla por la popa y a esperar que pasase. Pero no pasaba y arreciaba.  Había muchos barcos parecidos al nuestro y todos a pesar de tener dos y tres anclas comenzaron a garrear y a irse unos contra otros. A nosotros nos embistió uno con la proa  y el nuestro comenzó a garrear contra la "arena", inutilizando los dos motores.

El "viento" y la lluvia no paraban. Ya se estaba quedando aquello vacío y todos se iban. Menos mal que un yate más grande que el nuestro consiguió llevarnos a puerto.

Ja, ja, ja,… Delicioso día de verano en Santander. Por aquel entonces vivíamos en Madrid, y quisimos olvidarnos por unos días de los treinta grados a la sombra.

                                   Mª Eulalia Delgado González ©
                                                           Marzo 2014

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