lunes, 23 de octubre de 2017

Verano




EL RECOGEDOR DE SUEÑOS DE AQUEL VERANO
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¿No sabéis que existe un duende recogedor de sueños? ¿Que tiene la facultad de meterse en nuestro cerebro? Se lo pasa en grande, el muy cabrito.
Era noche de verano. Con tanto calor, estaban todos desasosegados, faltos de ropa y las ventanas abiertas, por ver si se producía alguna leve corriente, y eso sí, todos muy separados.
Se coló por una ventana. Vio a una pareja de mediana edad y se fijó en cómo la mujer meneaba las manos. No paraba de fregar el suelo con aquella ALJOFIFA. No era para menos, la ABACERÍA tenía que llevarla ella. Su marido aquel día, cuando se puso a CERNER la harina y la COCHURA estaba ya preparada para meter en el horno, se puso ABUHADO y se pegó un susto de muerte; parecía EXANGÜE. Seguía y seguía ATRAFAGÁNDOSE. Ahora cogía un GARABATO y colgaba los chorizos; después le tocaba a las cajas de legumbres por colocar en las estanterías.
–¡Uff…, pobre mujer! ¡Vaya noche está pasando! –Miró a su pareja. Un poco escuchimizado y falto de color sí que estaba…
Dejó el centro del pueblo y se fue hacia las afueras. En el campo, el calor se hace más liviano. En aquellos momentos, un viento ÁBREGO presagiaba lluvia. Se metió en una pequeña casa. Olía a humo. En la habitación, un hombre solo, con un par de muletas junto a la cama, aparecía inquieto y quiso recoger su sueño.
El ZAQUIZAMI de la casa, no sabía cómo, pero olía a humo; puede que se estuviese quemando algo, y él, con su ESPARABÁN incurable, casi no podía hacer nada. Pero  llenó un cubo de agua y, agarrado a la balaustrada, ascendía por los peldaños y nunca llegaba. Subía y subía… ¡No podía REPUCHARSE! Gritaba pidiendo: ¡Socorrooo…! El BURDÉGANO que estaba atado en el establo no paraba de medio rebuznar y relinchar. Alguien lo escuchó. De pronto, por la casa, veía gente subiendo y bajando con calderos; las llamas asomaban y él seguía agarrotado, impotente y DESPERNADO.
¡Pues vaya noche le estaban dando con esos sueños! Se fue en busca de alguno más alegre. ¿No estamos en verano?

                                                           Mª EULALIA DELGADO GONZÁLEZ ©
                                                                       Septiembre 2017
  


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