REALIDADES OPACAS
El tema de este mes tiene tanta miga
como los festejos de Navidad, porque todo el mundo aborrece alguna de estas
celebraciones, por una causa o por otra. Unos, porque la Navidad les recuerda
lo que fue y ahora ya no es, o simplemente porque odias a ese familiar que se
sienta a tu lado en la mesa, solo para interrogarte por… tu vida, simplemente
para criticarla y que te sientas mal, “¡viva el espíritu navideño!”.
Yo, a las manías las veo del mismo
modo. Las personas estamos formadas de defectos, manías o simplemente
imperfecciones; pero, como buena sociedad civilizada, en vez de estar
orgullosas de ellas y pensar que nos hacen únicas frente al 99% que nos hace
iguales en una sociedad, las ocultamos de la manera más absurda, criticando las
manías del vecino y creyendo que nosotros, imperfecciones, no gastamos; que
somos perfectos; que el único fallo que
tenemos es… tener fecha de caducidad. ¡Pero qué absurdos somos!
A
lo largo de las generaciones, nos hemos desprendido de algunos prejuicios,
manías y rituales que actualmente vemos como atrocidades de sociedades barbáricas,
porque ahora somos la era que encontró la verdad única y las historias pasadas
estaban equivocadas. Gracias a las tecnologías, el mundo entero está conectado
con un simple clic, que es fantástico para recordarnos que hay más personas,
con sus problemas, manías y tradiciones, que las que vemos a diario. Pero las
cosas no se arreglan; se tiran a la basura y compramos otras nuevas, con más
prestaciones, que pensamos que son indispensables para ser feliz.
Si
los objetos que no son perfectos no dudamos ni un segundo en cambiarlos por
otros porque no son iguales que el resto que vemos en los escaparates, ¡cómo
nos vamos a plantear que las imperfecciones y manías del ser humano son la
esencia de cada uno, que somos como somos por ellas! Es imposible; mejor lo
ocultamos y nos convertimos en falsos clones humanos.
Cada
persona es como es, con sus cosas buenas y sus cosas malas; todo yin tiene su
yang. Dejemos de mostrar al mundo esas caretas llenas de filtros. No hace falta
hacer un día internacional sobre las imperfecciones y las manías, pero sí ser
consistes de que las tenemos y dejar que sean libres. ¿Quién dice que lo
imperfecto no es bello?
Yo
aprendo cada día de esas personas que se quieren tal cual son y se levantan
diciendo al mundo: “buenos días, aquí estoy y llegué para quedarme”. Yo espero
llegar a convertirme en una de ellas. Por ahora, me conformo con aceptar que
soy imperfecta, y eso me hace ser yo.
FELIZ NAVIDAD A TODOS
Jezabel
Luguera González ©

No hay comentarios:
Publicar un comentario