jueves, 18 de enero de 2018

MANÍAS

               


REALIDADES OPACAS

Resultado de imagen de yin yang
  El tema de este mes tiene tanta miga como los festejos de Navidad, porque todo el mundo aborrece alguna de estas celebraciones, por una causa o por otra. Unos, porque la Navidad les recuerda lo que fue y ahora ya no es, o simplemente porque odias a ese familiar que se sienta a tu lado en la mesa, solo para interrogarte por… tu vida, simplemente para criticarla y que te sientas mal, “¡viva el espíritu navideño!”.
            Yo, a las manías las veo del mismo modo. Las personas estamos formadas de defectos, manías o simplemente imperfecciones; pero, como buena sociedad civilizada, en vez de estar orgullosas de ellas y pensar que nos hacen únicas frente al 99% que nos hace iguales en una sociedad, las ocultamos de la manera más absurda, criticando las manías del vecino y creyendo que nosotros, imperfecciones, no gastamos; que somos perfectos; que el único  fallo que tenemos es… tener fecha de caducidad. ¡Pero qué absurdos somos!
A lo largo de las generaciones, nos hemos desprendido de algunos prejuicios, manías y rituales que actualmente vemos como atrocidades de sociedades barbáricas, porque ahora somos la era que encontró la verdad única y las historias pasadas estaban equivocadas. Gracias a las tecnologías, el mundo entero está conectado con un simple clic, que es fantástico para recordarnos que hay más personas, con sus problemas, manías y tradiciones, que las que vemos a diario. Pero las cosas no se arreglan; se tiran a la basura y compramos otras nuevas, con más prestaciones, que pensamos que son indispensables para ser feliz.
Si los objetos que no son perfectos no dudamos ni un segundo en cambiarlos por otros porque no son iguales que el resto que vemos en los escaparates, ¡cómo nos vamos a plantear que las imperfecciones y manías del ser humano son la esencia de cada uno, que somos como somos por ellas! Es imposible; mejor lo ocultamos y nos convertimos en falsos clones humanos.
Cada persona es como es, con sus cosas buenas y sus cosas malas; todo yin tiene su yang. Dejemos de mostrar al mundo esas caretas llenas de filtros. No hace falta hacer un día internacional sobre las imperfecciones y las manías, pero sí ser consistes de que las tenemos y dejar que sean libres. ¿Quién dice que lo imperfecto no es bello?
Yo aprendo cada día de esas personas que se quieren tal cual son y se levantan diciendo al mundo: “buenos días, aquí estoy y llegué para quedarme”. Yo espero llegar a convertirme en una de ellas. Por ahora, me conformo con aceptar que soy imperfecta, y eso me hace ser yo.

FELIZ NAVIDAD A TODOS


Jezabel Luguera González ©

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