lunes, 18 de octubre de 2021

AMOR SECRETO

 



La Tarde ha enrojecido. Los pájaros parecen haberse dado cuenta y trinan enloquecidos.

—¡Lo saben! —piensa la Tarde, horrorizada, corriendo a esconderse tras el horizonte en una cabaña perdida en lo profundo del bosque— Se han dado cuenta —exclama para sí, muy triste.

Por una rendija de la ventana, ve llegar a la Noche, misteriosa, con ese precioso vestido negro cubierto de estrellas que realza su belleza. Una suave brisa la acompaña y va acariciando las copas de los árboles, terminando de dormir a esas groseras urracas que hablaban de ella y de su amor secreto.

—¡Qué bien le sienta la luna llena! —se dice—. Ilumina su mirada. Se la ve tan elegante.  

En ese momento, las ramas de los árboles se agitan nerviosas y una espesa niebla cae sobre las copas de los árboles, cubriendo todo el bosque.

La Tarde, aprovechando que nadie la puede ver, se escurre fuera de la cabaña y corre a ver a su querida Noche un poquito más de cerca. La encuentra susurrando sus penas a las brujas. Les habla de su amor secreto.

—¡No puede ser! ¡Mi querida Noche está enamorada de otra! —y, horrorizada, corre a esconderse nuevamente en la cabaña.

—Debe de ser de la Mañana  —se dice, y cae rendida entre pesadillas de risas y cuchicheos.

Cuando despierta, ella ya se ha ido, y una ligera luz se filtra por las rendijas de la ventana. Se asoma para ver a la Mañana, a comprobar si es cierto que es tan radiante como dicen. La encuentra lluviosa y fría, poco interesante. Y, así, pensando si será del Amanecer o de la misma Aurora Boreal de quien se ha enamorado, deja transcurrir las horas y sale de la cabaña cuando el día está apunto de acabar.

Unos grandes nubarrones cubren el cielo, el sol apenas se ha visto en todo el día. La Tarde encuentra el día muy oscuro y, extrañada, mira hacia atrás y ¡allí está ella!, sonriéndole. No lleva traje de estrellas, ni lleva luna, ni falta que le hace. Está oscura y preciosa. El sol hace unos minutos que se ha puesto, pero ella se ha quedado, se gira hacia la Noche y se funden en un abrazo.

            Un suave viento limpia el cielo de nubes. La luna parece una gran sonrisa esta noche y, en la pequeña cabaña, las risas y cuchicheos se escuchan hasta la llegada del Amanecer.

 

Almudena Pascual©

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