lunes, 16 de enero de 2023

OLORES

 


 

Con la mirada perdida,                

está apoyada en el alfeizar de la ventana; la fuerza de la costumbre.

Anochece y lloviznea.

Para, abajo, el camión de la basura.

No le llega el calor de la lumbre.

Lleva el pelo lacio, largo y sucio;

el jersey, viejo y con holgura.

Le azota el olor de la podredumbre.

Su vista se pierde en el bloque de enfrente,

con un palmo más de altura.

En el bajo, un viejo kiosco de prensa

donde jamás se juntó ninguna muchedumbre.

Unos ojos vacíos, con una vida escondida.

El monótono sonido de la radio al fondo.

Recuerda un amor que la abandonó, a pesar de su mansedumbre.

Fue una mujer hermosa, y decían que con buena figura.

El dolor y la soledad tras aquel mal parto

sembraron su vida de amargura.

Anochece y lloviznea.

La mujer sigue de codos en la ventana,

tras unas plantas secas y un ajado espumillón.

Faltó coraje, sobró servidumbre.

La traición y el alcohol, tumbados tras ella en el sofá.

El llanto oculto, la furia contenida.

Triste la ventana, triste la mujer.

Y seca la mirada, llena de pesadumbre.

Subo al coche y quiero olvidar tan sórdida desventura.

Una voz grita que quiere cenar;

huele a sudor, tabaco y legumbre.

Anochece y lloviznea.

Arranca el camión de la basura.

La mujer se atusa el pelo.

Observa un momento la casa de enfrente

y, despacio, entra en casa; cae una blancuzca cortinilla

para ocultar más negrura.

Arranco yo también y me marcho,

manchada de incertidumbre.

 

Anochece… y ahora ya llueve.

  

©Remedios Llano

Comillas

Enero 2023.

No hay comentarios: