La paleta va pintando de fucsia y rosa el vestido entallado. Un corazón, rojo, ondulado, grande, cubre toda la parte del tórax. Los zapatos, forrados en fucsia, hermoseados con una línea horizontal y roja, ondulan en su caminar los pasos de la modelo. La mano, que maneja la paleta imaginaria: el vestido como los accesorios... disfruta de libre albedrío, (fantasía pura), totalmente: antisistema, ecléctico. Así es nuestra diseñadora, nuestra modelo, nuestra aristócrata: capaz de mezclar todos los matices, formas, texturas y épocas. El cabello ensortijado, pelirrojo: “barroco” -opinan las envidiosillas-, pero Ágatha, para más inri, lo adorna con una diadema de mariposas multicolores.
La mirada de
José Picasso, cada vez, se nubla más
ante los bocetos infantiles de su hijo Pablo y; antes de deprimirse, opta por
regalarle todos sus pinceles, colores, paletas a su hijo; y no vuelve a
pintar. El arlequín cubista se presenta
con un cuello de gasa cerúlea y un mono plagado de cubos verdes y azules. La
cabeza, modernista, muestra un tocado ladeado, negro. Los iris bailan sin
tregua ante la influencia de este cubismo zumbón.
Bajo los estores y
me mantengo a oscuras. ¿Se habrán normalizado los ojos? -me pregunto-
Y a mi cerebro llega la canción de mi juventud.
De colores,
de colores
se visten los campos
en la primavera.
De colores,
de colores
son los pajaritos
que vienen de afuera.
De colores.. (Joan Baéza)
La finca, de mi vecino, ha reverdecido por la lluvia primaveral. Parece que, el estiércol abonó más el trapecio que se extiende cerca del nogal; está cuajado de chiribitas. El movimiento de rotación de la tierra, muestra una capa blanquecina. Me acerco a la alambrada, pasa el dueño de la finca; lo veo receloso cuando saco una foto del Edén. ¿Puedo ver su móvil? -me inquiere- “La felicito, no sabía que hubiera más colores que los del arco iris...” Los pajaritos, cual saltimbanquis, vuelan a mi jardín; adiós al almuerzo del gato callejero.
Tomo asiento en la tumbona: ansiosa, cojo el móvil: 5 de marzo, 14horas. Los rayos de sol se reflejan sobre los sépalos y los miles de pétalos de la camelia; las margaritas africanas: lilas, granates... me saludan. El limonero extiende su fresco aroma, y su suave sombra en la aterciopelada azalea. Se han hermoseado hasta sus últimos estambres y pistilos... Me preparo un té con mi limón. Me siento a la mesa del embaldosado, extiendo un cuarto de metro de cartón, y sobre él, el papel blanco de embalar: aumento de tamaño la foto del móvil y según las directrices pinto las cuatro líneas de la finca en verde y, despacito, a paso de tortuga, he copiado del original, a patch work, una sola chiribita bajo una avispa anillada, en el centro del puzzle.
Isabel Bascaran Garechana
San Vicente de la Barquera,a 5 de marzo de 2023
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