lunes, 9 de marzo de 2009

LA LECTURA


Esto es mi pequeño homenaje a la lectura...

No tengo recuerdo de mi primer libro, pero si del que me ayudó a superar el miedo nocturno, infantil, a los temidos "monstruos".

Por esa época tenía nueve ó diez años y pánico a la oscuridad, como imagino la mayoría de los niños. Dormía tapada hasta la cabeza, incluso en verano, encendía luces por todo el pasillo mientras corría hasta llegar a mi habitación.

Pues bién, en el colegio, había una coleccion de libros que se llamaban "Juanito, Margarita y Agustín". Eran tres hermanos y nos narraban diferentes historias cotidianas de ellos. En una de estas ¡se hizo el milagro!, a Agustín, el menor, le ocurría lo mismo que a mi, ¡veía monstruos por todas partes!.

Por la noche creía que un abrigo encima de una butaca, era un feroz león. Tras la cortina de su habitación, ¿estaba el hombre del saco? ¿y bajo la cama?, ¡ni se sabía.

El problema, nuestro problema, Agustín lo solucionó, simplemente, haciendo un acto de "heroicidad". Una noche descubrió su cabeza escondida entre las sábanas, estiró la mano hacia su lámpara de noche, la encendió y ¡eureca!, el león desapareción, ¡era su abrigo!. Tras la cortina no estaba el hombre del saco y bajo la cama no vivía nadie.

Desde ese día yo fui feliz. Lo había superado, ¡no tenía miedo!.

Este fue el primer libro que nunca olvidaré. Luego hubo muchísimos más, en la adolescencia, juventud y ahora madurez. Todos me han ayudado y aportado, pero he querido empezar por los de mi infancia y a "juanito, Margarita y Agustín", siempre los tendré en mi memoria.

Espero haber reflejado lo que la lectura es y ha sido para mi, gracias a todos los libros que he leído.

Ana Pérez Urquiza ©
Febrero 2009

1 comentario:

Anonymous dijo...

Hola Ana,

Me alegra mucho que ese primer libro haya, ayudado a vencer tus temores de niñez, y a la vez, te dejo mi sonrisa por tan entretenido texto, que también me llevó a esos cuentos de la infancia que llenaban nuestros días,
en donde fantasmas y princesas eran los protagonistas de aquellas aventuras, que muchas veces hicimos tan nuestras.

te leo desde la distancia

abrazos.