martes, 12 de mayo de 2009

LA MAR


No, no me he equivocado al escribirlo en femenino, puesto que entre muchos marineros se lo denomina así. Pregunté en una ocasión a que era debido y la respuesta fué la siguiente: "Porque es como una mujer, nos cuida, nos dá de comer, te dá, te quita, cambia rápida de buena a mala e inesperadamente, es bella y siempre está".

Me pareció algo machista, pero como viene de muy atrás lo dejaremos correr, aunque quisiera aclarar que los tifones, huracanes, terremotos, temporales, vientos, etc., tienen nombre de varón, con lo que las definiciones se igualan un poquito.

Pues bien, una vez que la tradición nos definen la mar, lo que queda por decir es casi todo poético. Al mar le han escrito, escriben, y en el futuro describirán, poetas, enamorados, pintores, fotógrafos, románticos y observadores como es mi caso.

Sólo haré una reseña de lo que para mí es la mar o el mar. Es la extensión imponente de agua, donde se reflejan nubes e incluso la llegada de algunos vientos, astros y cualquier persona, barcos, y también, cualquier otra cosa, que se acerquen a ella.

Es el azul cobalto brillante más increíble a marea llena, con viento de nordeste, en los principios de otoño y finales de primavera; es el cristal más diáfano, con las lunas de enero, es el verde de tonos de menta y musgo del verano,(según se dice que indica que está más frío en época de estío), es el ruido más ensordecedor y temible en las noches de marejada fuerte, de temporal de sur, que se oye desde cualquier punto del pueblo o incluso en lugares más lejanos, y de veras impresiona.

Tapa los pocos ruidos de la noche y te hace recapacitar, sobre lo pequeñitos que somos, ante la fuerza de la naturaleza.

Es el miedo terrible que pasan las familias, en esa espera al retorno a puerto seguro de sus marineros, cuando ha entrado un fuertísimo temporal o galerna inesperada; de verdad que es algo que te deja indefenso y atemorizado, es el miedo y la indefensión.

Es el cansancio, pero con sonrisa, de la llegada de los barcos y pescadores al termino de su jornada con la satisfacción de que por fin han traído el sueldo para sus familias.

Es el paseo tranquilo en una pequeña embarcación con la mar bella, tranquila, pudiendo observar bajo la superficie, diferentes especies de sus habitantes marinos; una naturaleza desconocida, dándote la brisa y el sol, sintiendo que eres un ser privilegiado, porque puedes disfrutar de ese ambiente.

Es algo que no tiene comparación, y que cuando te desplazas tierra adentro, te sientes agobiado; te falta esa especie de libertad que dá la lejanía del
horizonte. Es el devenir y recibir el paso de gentes que recalan al puerto y a la playa por trabajo o por placer, o quizás a esas personas que notan y aprecian la sensación de apertura y libertad ante la mar, sin trabas a su mirada y al frescor del aire limpio.

La mar, el mar es de admirar, y le estoy agradecida porque me ha dado de comer, amar, sufrir; he disfrutadon con ella, me ha enseñado y también he respirado y soñado de esos momentos tan necesarios de soledad y a su lado, he podido conseguir vivir plenamente mi existencia, es el lugar donde de poder elegir, lo hubiera hecho, pero tengo la suerte de que me vino dado.

En S. Vicente de la Barquera
A 13 de abril de 2009
Ángeles Sánchez Gandarillas ©

1 comentario:

Anonymous dijo...

Angeles,

no dejas de soprenderme, y puedo sentir la placidez de tus letras reflejadas en esa Mar en calma.

abrazos
V.