domingo, 10 de mayo de 2009

RECUERDOS DE MI INFANCIA


La primera anécdota de mi vida comienza el día de mi bautizo, y como comprenderéis, así me lo contaron. Me dejaron con mi faldón, toda colocadita encima de una cama. En aquella época casi todas las celebraciones eran en las casas. Ocurrió que mi padrino se "enchispó" y no se le ocurrió otra cosa que tumbarse un rato para despejarse y de repente escuchó unos lloros. Era yo, y aquí estoy, sobreviví. No me aplastó por milímetros.

De esta otra también me salvé. Tenían que pintar la cocina y sacaron el aparador al pasillo previamente vaciado y, yo, muy ocurrente la nena, comencé a columpiarme de las puertas. Me lo estaba pasando bomba, pero de repente todo se me vino encima. ¡Ah!, pero como era el pasillo, chócó contra la pared y yo me volví a salvar por milímetros y quedé en el hueco.

¡Bueno, que todas no han sido así, también las tengo preciosas!

Una vez, estaba pasando unos días en casa de mis abuelos y entré en el despacho donde mi tío estaba estudiando.

-¿Me das una peseta para comprarme un chicle?

Me miró y me sonrió, cogió un trocito de papel, dibujó una peseta y me lo dió. Toda contenta bajé a la tienda que estaba cerca del portal a por mi chicle. Cuando la tendera supo quien me había dado el "papelín" se destornilló de risa y me dio el chicle.

Otra vez era noche de Reyes, acababa de pasar la Cabalgata en Torrelavega donde vivíamos. Subimos las escaleras de "Almacenes Alvarez" para ver los escaparates llenos de juguetes. De pronto allí estaba, ¡qué linda era aquella muñeca! Me quedé extasiada contemplándola pero no dije nada. Por la mañana no podía dar crédito a lo que veían mis ojos. ¡Era la muñeca!, Pero qué listos son los Reyes Magos, yo sí había pedido una muñeca en mi carte, pero ellos acertaron de pleno en la que más me gustaba.

Recuerdo que de pequeña iba al Colegio de los SS.CC. Me habían hecho Paje del Niño Jesús de Praga. Teníamos nuestra medalla y unos cordones con borlas de color rosa en la cintura del uniforme.

-¡Todas de punta en blanco, que viene la Madre General!

Nos sentamos a escuchar la plática. Como era de las más pequeñas estaba sentada en la primera fila. Empecé a darle vueltas a las borlas y cuando el acto terminó nos levantamos, pero yo con la silla arrastrando. Aquello no había forma de desenredar y me llevaron al comedor de las internas.

-¡Hasta que no lo quite no se va a casa a comer!

Y allí me quedé, hasta que lo cortaron.

María Eulalia Delgado González ©
Marzo 2009

2 comentarios:

Anonymous dijo...

María

es muy grato disfrutar de tus letras, son ágiles, amenas, y sobretodo, me encanta tu progreso.

besos
V.

YAIZA dijo...

Que recuerdos mas bonitos. Me has hecho recordar cosas que creí olvidadas.

Besos.