sábado, 24 de octubre de 2009

EL NORDESTE

El nordeste. Como si no hubiera otra cosa de que hablar, más que del nordeste. Supongo que la idea fue de Foncho, de quien iba a ser si no. Solo a un poeta un poco pirado se le puede ocurrir decir: escribamos del nordeste. ¡Hala, ahí queda eso!. Y veréis como él empieza a buscar palabras melódicas que va tejiendo con sutileza, y nos hace un poema de los suyos que nos acojona a todos.

Pero yo que malamente “entarajilo” prosa, dime que puedo decir de un viento del nordeste que empieza por soplar las nubes del panorama, y termina por hacernos meter las manos en los bolsillos y esconder la nariz tras la bufanda que llevamos al cuello.

El nordeste. !Pero si a nadie he oído hablar bien del nordeste…! Desde que vivo en San Vicente he oído a los hombres del mar, que con nordeste no hay pez que pique el anzuelo; que el nordeste hace transparentes las aguas del mar, y ya les puedes ofrecer a los peces el mejor manjar, que ellos te contestan “que para tu abuela”. Ya puedes sentarte en el barco a cantarles una serenata, que con nordeste no hay pez que se asome a la ventana. Que a ellos no se la das con queso.

Y antes de vivir en San Vicente, cuando andaba por estos pueblos nuestros de un poco hacia adentro, solía escuchar a las gentes maldecir al nordeste que les “disipaba” los tres dedos de verde que había en los prados, y se quedaban sin una hierba que segar para el ganado. Esas son todas las lindezas que he escuchado sobre el nordeste.

Personalmente, yo que tengo un poco de huerto y jardín, cuando me levanto por las mañanas y miro a ver hacia donde hondean las banderas del Castillo, no puedo menos de exclamar: “Ya está ahí otra vez ese cabrón”. Pues el nordeste resaca la tierra hasta el punto de dejarla agrietada como si hubiera habido un terremoto, y como no ande listo a coger la manguera y regar como Dios manda, en un par de días lo mismo me seca rosales del jardín que un cuadro del huerto plantado a pimientos. Mira tú las flores y las bendiciones que yo le puedo echar al nordeste.

Hombre, ya se que se le puede buscar algo bueno al nordeste. Cuando sopla no suele llover. Y si por ejemplo, te vas a casar ese día, pues que sople el nordeste para que no llueva. Aunque quien sabe si pasando el tiempo hubieras deseado que diluviara ese día…

De todas formas, a la mejor para alguna otra cosa es bueno que salga el nordeste, pero vamos, que a mi… que a mi no me va el nordeste.

Jesús González González ©
Octubre 2009

3 comentarios:

Anonymous dijo...

Este curso me he propuesto haceros un comentario a cada uno, porque a mí me hace mucha ilusión cuando me llegan, y tú Jesús eres el primero.
Me ha tocado leer tu texto y eso siempre es toda una aventura, pero me he atrevido y espero haberle dado el brillo que se merecía. Me ha encantado,como siempre.Siempre consigues arrancarme una sonrisa (o un ataque de risa, depende, jeje)

María.

Anonymous dijo...

Otra cosa buena del nordeste, es que tu escribes sobre él. Diviertes y sorprendes, porque a pesar de tu sorna, veo el escritor serio que llevas dentro. Lines

Anonymous dijo...

Jesus.

Como siempre, entretenido, ágil y capaz de robarme una sonrisa..que se agradece.

Abrazos

V.