martes, 27 de octubre de 2009

EL NORDESTE

¿Nunca has tenido la sensación de no saber donde estas cuando te despiertas? Pues esa misma sensación tenía Lara junto antes de abrir los ojos, pero fue mucho peor un minuto después, cuando despertó totalmente..

Se encontraba tumbada en medio de un campo con un color entre el azul oscuro y el gris perla, no sé si llegas a imaginarlo, pero la imagen fue mejorando; se levantó y miró a su alrededor y solo encontró un árbol enorme y tierra nada más. No había casas, ni gente ni ríos, pero de repente se dio cuenta de que no veía agua pero sí la escuchaba, aunque no sabía de dónde venía ese maravilloso sonido, que tanto le gusta desde que era pequeña, ya que había crecido en un pequeño pueblo, rodeado de agua y siempre se había sentido libre al escuchar las olas chocando contra el acantilado.

Pero en donde se encontraba no había agua sino su sonido; dio unos rodeos por aquella tierra pegando varia voces para ver si allí había alguien y poder preguntarle donde estaba y si sabían como salir de allí pero nada. Parecía como si las voces que dio fueran respondidas por el silencio ya que allí no apareció nadie; de nuevo se volvió a sentar, un tanto desesperada, porque tenía la sensación de no controlar nada y de estar allí sola.

¿Dónde estaba la gente? ¿Y su familia? ¿Qué hacía allí? No paraba de hacerse preguntas pero, pero estas cesaron ya que un susurro extraño movió las ramas de aquel gigantesco árbol, y le dio una sensación de escalofrío

De repente tras ese extraño susurro, apareció alguien delante de ella. Sorprendida se levanto de un salto, y empezó hacerle preguntas una tras otra, pero aquel extraño personaje, vestido entero de blanco, no le contesto, es más parecía como si no la escuchara, y no la mirara a los ojos pero sí, si hablaba, aunque ella no entendía nada de lo que decía porque no hablaba con ella, ¿pero con quién hablaba? ¿Y de qué? Solo entendió que se llamaba Pablo Méndez y que él sabia como se llamaba ella.

De repente otra vez ese susurro helado y aquel hombre de blanco desapareció como había venido. Lara no sabía si reír, pegar saltos o quedarse callada y eso hizo, dio vueltas por la tierra dando vueltas y pensando: “estoy soñando, esto es un sueño. Lara despiértate y vuelve a tu mundo”

Esto se decía, mientras abría y cerraba los ojos pero allí seguía, al lado de aquel árbol azulado, y de repente no se lo podía creer otra vez ese susurro, que movía las ramas hasta que aparecieron varias personas, pero esta vez esas personas, ella si las conocía eran su familia, aunque no la escuchaban y tampoco la mirada era igual que con Pablo, pero eso sí, si la hablaban.

La contaban qué habían hecho ese día y también viejas historias de su familia. Así estuvo un tiempo escuchando, sin poder hablar. Y ella no entendía nada, solo quería que la escucharan, que la ayudaran a salir de allí y volver, y no aguantó más se levantó empezó a gritar y a llorar sin parar, como nunca lo había hecho, porque no entendía nada, porque quienes la podían ayudar, no la veían y peor aún no la escuchaban.

Entre todo este caos el susurro apareció silencioso y frío como siempre y con él Pablo, hablando con mi familia y no conmigo. Como un ave de mal agüero ese susurro silencioso apareció y con él toda la gente que estaba a su alrededor, no pudiendo decir ni adiós a su familia.

Frustrada, intento calmarse respirando tranquila, escuchando el agua tranquila. Entonces empezó a rondarle una idea, ¿y si estaba allí por algo, para aprender algo?

Lara empezó a gritar diciéndole al mundo que la rodeaba “¿qué quieres de mí? ¿qué quieres que vea o aprenda?” Pero no hubo respuesta, así que tras un tiempo desistió en la búsqueda de la misma e intento descansar, pero no podía y tras un tiempo que a ella se le hizo eterno, el susurro silencioso que Lara ya odiaba porque solo hacía que la gente apareciera y desapareciera a su antojo, apareció de nuevo y con él Pablo, pero esta vez no iba de blanco y ahora entendía lo que decía, es más le notaba cercano pero triste a la vez y no sabía porque, no podía preguntárselo, lo que más le sorprendió fue que le hablaba de fuerza y de esperanza, pero Lara no sabía para qué necesitaba fuerza, ¿para salir de allí? o ¿para que la escucharan?.

¿Entonces Pablo sabía dónde estaba, o era su imaginación que la estaba jugando una mala pasada?. Mientras daba vueltas a esa idea el susurro se llevo a Pablo, y con el también las dudas de Lara; ahora lo tenía claro tenía que salir de allí, ¿cómo?, no lo sabía pero tenía que ser fuerte y luchar pues tenía que descubrir el misterio de haber llegado hasta ese lugar, y estaba segura que lo descubriría y después de salir de allí, buscaría qué era lo que provocaba ese susurro silencioso como si fuese “el nordeste” y decirle que es la peor sensación que había sentido nunca y que la eliminara de aquel extraño mundo porque te hacía sentir frío, sentirte solo y sobre todo sentirse sin nadie.

Sin saber porque se sintió cansada y se tumbó y durante unos cuantos días descansó. No quería despertar, pero abrió los ojos y miro a su alrededor; ya no estaba en ese extraño mundo pero tampoco en su casa,

¿Dónde estaba?... De repente vio a Pablo y él le pregunto si se encontraba bien y si le oía. Ella le pudo contestar y se sintió feliz, de repente miró a su alrededor y vio que era un hospital donde se encontraba, pregunto ¿qué había pasado? Y Pablo le contó que era su médico y que llevaba cuatro días en coma y que con fuerza y esperanza había salido.

Entonces Lara empezó a entender todo, el mundo extraño, que no la escucharan… Pero el paisaje, ¿de dónde era? Y de repente miro por la ventana y vio a ese majestuoso árbol y escuchaba el agua. Pablo le contó que el agua que se escuchaba era una fuente que desde la ventana no se veía, entonces Lara empezó a reír y a contarle a su médico donde había estado en el coma. Pero de repente el susurro silencioso apareció en escena, y Lara se dio cuenta que el susurro era el aire, que se producía al abrir la puerta de su cuarto, y lo producía la gente que venía a verla y a decirle que estaban con ella y la estaba esperando a que se despertara.

Y se dio cuenta, de que aquel susurro frío, que ella odiaba y la hacía sentirse sola, era todo lo contrario era el aliento de la gente que la quería, y querían que estuviera otra vez con ellos.

Jezabel Luguera González ©
Octubre 2009

3 comentarios:

Anonymous dijo...

Ya sabes lo que pienso de como escribes y no esperaba menos de tu debut. Llegas pisando fuerte... me gusta.

María

Anonymous dijo...

Hola benjamina, eres la "peque" pero escribes en largo, cuando leí tu escrito allí, tan solo viví lo que ponías, ni comas ni nada, era casi estar en el relato. Consigues la atención, enhorabuena.Lines

Anonymous dijo...

Hola...Jez

Vaya...que buen escrito, felicidades.

V.