martes, 24 de noviembre de 2009

DECIR ADIÓS

Mucho tiempo sin venir a verte, sin acudir a tu lado a dejar unas letras, a depositar quizás unos suspiros y unos sueños robados al destino ó simplemente a pasear por esta orilla, donde las nubes se juntan con los mares para aquí, dejar volar la imaginación y simplemente soñar.

Vengo hoy y vengo triste, aunque esto quizás no es novedad en ti, que me conoces. El alma se resiente y parece que la vida y la verdad no quieren alumbrar, ni tampoco llegar a su destino.

Es curioso los capricho y vaivenes que la vida puede dar en las personas cuando actúan de buena fé, creyendo y admitiendo todo aquello que los demás les dicen y ofreciendo por su parte la entrega total y la generosidad sin límites ni reserva.

Porque en realidad, la vida, es ese algo tan sencillo, como encontrar tu propio norte y caminar hacia él sin desviarte nunca de tu rumbo, pilotando con mano firme esa nave de tu vida, y aguantando los temporales y las olas de ese mar embravecido que te acecha y te rodea..

Yo sé, y tu sabes, que las cosas no son fáciles, y que los sueños se estrellan contra los acantilados de la costa, en la mayoría de las ocasiones, y no porque los mismos no quisieran seguir su curso hasta la playa y si es posible hasta ese puerto, donde pudieran dormir en su bahía.

El destino no lo marcan los hombres y parece, que la felicidad prometida, la que un día soñabas de pequeño y leías entusiasmado en aquellos cuadernos juveniles, va quedando atrás, como esa espuma que la proa de tu barca va cortando con su quilla, y poco a poco la realidad va dando paso a ese día a día, con toda su crudeza y con toda la incomprensión de parte de los demás.

Aunque para ser justos tenemos que decir que los otros, esos seres y personas cercanas a nosotros, quizás nos juzgan en virtud de su propia visión, de lo que ellos creen ver en nuestros actos y en nuestras almas, pero nunca lo harán por aquello que podamos sentir en nuestro propio corazón, porque eso es imposible, ya que si ese sentimiento no les ha llegado o no hemos sido capaces de hacérselo llegar, entonces su visión y la que puedan tener de nuestros actos, quedará siempre malinterpretada y de nada valdrán las palabras bonitas, las frases consoladores y menos las excusas.

Sí, ya sé que después de tantos meses, venir ahora con estas letras tristes es un poco feo y más, cuando vas mojando la cuartilla, sin querer, ni poderlo evitar y cuando tu pecho va gritando un nombre que se escapa hacia las nubes, mientras un suspiro se queda helado en tus labios, por la rabia y la impotencia.

Me ves mirando atrás y me preguntas que qué miro y la respuesta es obvia, "miro solamente mis pasos, para ver dónde me he equivocado, donde pisé mal, donde pude hacer daño y sobre todo dónde estuvo mi falta para que ahora mis sueños estén muertos y dormidos para siempre"

No, no hay respuesta amigo, no puede haberla. Tú sabes bien lo que ocurre en mi alma. Me conoces de siempre porque has sido mi compañero y en este tiempo de silencio, desde ese mayo, has estado a mi lado en esta nueva travesía, en esta singladura y en ese ciclo nuevo que empezó una primavera y acaba ahora, en este otoño de mi vida.

Sí, si digo adiós, y digo este adiós con lágrimas en los ojos, y con la certeza de que no he cometido ningún pecado ni tampoco ninguna falta contra nadie, y que mis actos han respondido a esos sueños que mi alma ha creado, y también que nunca quise humillar ni hacer que nadie sufriera por mi culpa.

Como dice el poema, "...Decir adiós es algo siempre triste… es hora de partir, se rompe el corazón, se parte el alma..."

Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/09

4 comentarios:

Anonymous dijo...

Es triste, sin querer se vive esa sensación, lo has conseguido, a pear de ser optimista me quedé en ese relato...

flor dijo...

Parece que sabias que alguien nos queria decir adios y has echo que suspiraramos con tu relato,besitos

Anonymous dijo...

Un texto entidamente bello.

Podrán cortar las flores, pero no detendrán la primavera (Pablo Neruda)

abrazos

V

Anonymous dijo...

Pienso y no sé qué comentario dejarte, aunque parezca imposible me has dejado SIN PALABRAS.

María