jueves, 12 de noviembre de 2009

UN PASEO POR LA MARISMA CON …


Hola Jane, te presentaré a una persona interesante, hacía ya tiempo que quería hacerlo y ahora es el momento.

Ya que ahora nos conocemos, iremos desde Abaño hasta la Marisma caminando, es una forma de ver lo que recorríamos de pequeños hasta la escuela, cuatro veces al día invierno y verano. El día es perfecto, corre una ligera brisa de sur, con unos 19º de temperatura, mientras bajamos vemos algunos robles y cagigas, plantaciones de maíz y ya se vislumbran los eucaliptales del malecón, que hacen frontera con el río Escudo. Con ellos sustrajeron terreno a la ría, en principio hace ciento y pico de años se dedicaron a pradería, se plantó tabaco y maizales, aproximadamente tiene una extensión de un kilómetro cuadrado.

Verás Verónica se distribuía en varias zonas, una vez pasado el puente a la derecha está la Marismuca que era como una marisma pequeña e independiente de la demás, ahora pradería y gran manzanar. Desde este otro malecón, nos bañábamos de pequeños en el río.

El Chalé que era donde se habitaba, una casa inmensa de grande y alta, grandísimos ventanales, tenía cuatro entradas, en la sur lo que fuera la casa de los guardeses y las cuadras de los caballos y carretas, luego se destinaron a cubil y gallinero. Se construyó por indianos y era realmente adelantada para aquellos años, constaba de todo lo necesario para distribuir el agua corriente a la cocina y cuarto de baño.

Estaba rodeado de tierras para legumbres y verduras, limoneros, manzanos, perales grandísimos de invierno y otros de julio, ciruelos rojos y amarillos o japoneses.

Otra zona era el Caserón, se llegaba a él a través de una parte de monte húmedo y sombrío, producía miedo, alguna herida, remojón y encuentros con algún reptil o batracios escandalosos. Era de grandes dimensiones, se utilizaba como prado y se recogían las frutas de sus muchísimos manzanares, es curiosos se conservaba un rosal que más bien parecía un árbol adulto por lo grande que estaba, cerca estaban las ruinas del gran caserón donde habitó alguna familia.

Por un camino que nos evitaba con un pasadizo o mínimo puente de mojarnos, pasábamos a la casa Chea, otra vivienda de vecinos de antaño. Está por su parte noroeste rodeada de un canal de agua, que se mueve gracias a las compuertas para renovar el líquido interior y que no se estanque. Está poblada también de manzanos, una extensa
llanura de pasto que nos costaba sudores recoger o secar la hierba, según fuera la estación.

En esa misma parte de entrada, nos llegábamos a lo que denominamos la Isla igualmente por un pasadizo, hecho con madera de eucalipto y barro, se mantenía gracias a las hierbas y juncos que salieron encima. Era casi una especie de istmo, por la única porción del paso que unía este terreno, otra pradería con manzanos y ciruelos de claudias, rodeada por completo de agua y pasando el canal daba a la
parte del relleno más grande, así mismo nos dejaba frente a la cuadra y al puente por donde entramos. Ese lugar producía un pasto, tanto para que lo pacieran las vacas como para su secado, peculiar pero alimenticio en extremo. Todos estos terrenos se anexionaron a la finca.

Esta posesión era de un marqués, seguramente pariente o algo así de los propietarios en origen, de hace más de un siglo, parte de ella fue una concesión a 100 años, ahora parece que serán derrumbados o dejar romper los malecones. Propiciará la salida del barro y tierra envenenada por los eucaliptos y otros sedimentos acumulados hacía la ría, en busca del ecologismo y vuelta atrás de estos cerrados. El
problema que se ve venir, es que tapará y envenenará los ricos criaderos de moluscos, gusanas y peces que se dan naturalmente ahora, de una de las rías más sanas de todo el norte, esto podría regenerarse en unos 200 años, quizás sea un alto precio.

Por aquellos años estuvieron los negocios de plantar los tabacos para estraperlo, se tapaban con los panizos, que además de quitarlos de la vista, les producen protección para una cosecha de buena calidad.

Siempre conocí la empacadora de maíz que entonces, una vez acabado el fardo, se ataba con cuerdas que llevando en el interior el tabaco. Era curioso aquel cacharro o prensa un tanto moderno para la época. Estaba en la parte de atrás de la cuadra, al lado de un alto y robusto cerezo, era de madera rectangular, de unos 70cm. de fondo, metro veinte de ancho con metro y medio de altura. La madera era de esas fuertes y duras quizás roble, aguantó allí todo lo que recuerdo de mi vida.

Dice mi hermano que posee una excelente memoria, que quizás se plantaran después los eucaliptos, más tarde los manzanos y demás frutales. Por aquella había nutrias, zorros, ardillas, roedores, patos de toda raza, volacicos, garzas, gallos reales, milanos, lechuzas, todos las aves de pequeño tamaño, lobos, ranas a montones, lubinas, mubles asalmonados, truchas, jarguetas, doradas, anguilas, angulas, mariposas, algún que otro insecto menos agradable, en fin todo tipo de animales.

Me ha dicho que había allí una gran caldera para cocer los eucaliptos y conseguir bálsamos y aceites concentrados para su venta y manipulación. Hace unos treinta años, se vendió para sidra de Asturias una recolección de 110.000 kg .de manzanas, además de las de consumo para mesa, es posible que se contaran por miles aquellos
árboles. Eran necesarios cantidad de obreros para recogerlas, desde luego también buenos riñones. Había una muchísimas especies, la golden, reineta blanca, roja y de mesa, calabacera que era gigantesca para la obtención de postres, la de la verruga, canal de montejo para guardar en invierno, colloto, la de San Juan en junio, la blanquera, las hospitaleras que eran las que compraban para los centros de salud, etc.

Nuestra infancia con nuestros padres cuidando aquella propiedad ajena, era lo que ahora valoraríamos como deseable, aunque sigo pensando que estábamos en demasiada soledad. Quizás nuestros caracteres se manifiestan a veces demasiado concentrados en nosotros mismos y en lo que hacemos, tanto que parecemos incluso despistados, pero creo que sea la forma de criarnos allí medio aislados.

Se hacía todo entre todos, grandes y pequeños, sin protestas y sabiendo que cuanto primero finalizáramos mejor para llegar a casa y asearse. Merendar aquella tortilla de patatas y cebolla, pescado rebozado, queso y dulce de manzana, cacao frío con leche de verdad, para los mayores café, sentarse aunque fuera en el suelo para
descansar de una buena vez. Ya recuperadas las fuerzas, los padres seguían sus labores y nosotros a nuestras tareas del colegio, leer algún libro o tebeo y cuando se podía, ver aquella tele en blanco y negro que era puro placer.

Nuestra perra se trastornaba cuando veía patos u otras aves en ella, buscaba detrás del televisor para cazarlos. Por la noche en el silencio y penumbra de aquella cocina, sentados veíamos a algún ratón descarado que estaba disfrutando de aquellas imágenes casi a nuestro lado. Eso nos producía cierta sensación de vivir en Disney.

Y ahora Jane es el momento de la presentación. Se llama Verónica “Uve” Azul, es una persona que se interesó por algo que leyó mío, hace unos meses. Físicamente es de estatura media, peso medio, es más joven que yo, tiene el pelo corto, castaño oscuro, ojos grandes, sonrisa amplia, una voz relajada, suave y cadenciosa. Su acento me dice que es de allende los mares, pero aunque sé el país eso tampoco
importa, me interesa más la forma de ser.

Parece que el color azul tiene algo que ver contigo, creí saber por tus letras que te gusta la poesía, he leído lo que escribes, no me atreví a hacer comentarios pero me gustaron. Me dijiste tu época de cumpleaños, aunque no me concretaste cuando, la verdad es que poco cuentas de ti, igual que en tus opiniones desgranas las bondades
ajenas, los méritos, el cariño. Todo eso te es fácil verlo en nosotros porque es probable que también lo poseas.

Advierto que eres tranquila, confiada, un tanto tímida, aunque para mi has estado hasta ahora en el anonimato, eso poco importa yo para ti tampoco me he abierto, tan sólo a través de lo que escribo y tu sabes que hay una parte de imaginación importante.

Si quieres podemos seguir como hasta este día, las cosas y situaciones se dan por razones que se desconocen, para mi así está bien, pero si quieres avanzar en este conocimiento, sin problemas.

Verónica y yo regresamos poco a poco y llegó el momento de la conversación, ella me dijo que su vida tuvo unos malos momentos, que le gusta la lectura, el cine, es dada a investigar lo que ve. Parece valiente y segura de si misma, según nuestros zodiacos seríamos agua y fuego ¡Que interesante! La agradecí en nombre de todos sus apoyos escritos y quedamos para otra vez, yéndose con un abrazo que esta vez fue compartido…

Como ves Jane, hoy ha sido un gran día de paseos por el recuerdo, el presente y quizá por el futuro, te mando un abrazo con el olor de mi naturaleza, intenso, lleno de felicidad y libertad.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. De la Barquera
30 de octubre de 2009

4 comentarios:

Anonymous dijo...

Hola Lines.

Veo el azul en cada letra que dejas, acogedoras, luminosas, armoniosas, nunca dejas de sorprenderme .

Sonrío,siempre serás bienvenida, y también estaré encantada de compartir tan lindos paseos a tu lado..

PD..la verdad es que, le estás. haciendo mucha sombra a Sherlock Holmes.(sigo sonriendo)

Abrazos para tí, esta vez, llenos de gratitud.

V.

Anonymous dijo...

Nos has engañado, dijiste que nos revelarías el gran secreto y estamos igual o peor que antes, debe ser que quieres hacerte la misteriosa ahora que tienes más información que los demás... Me parece estupendo, así es más divertido. Tu escrito estupendo, como siempre, cuanto sabes...

Anonymous dijo...

Se me olvidó firmar pero soy María.

jezabel dijo...

despues de acompañarte por ese expectacualar paseo que gracias a tus letras y descripciones es como entrar en un cuento, nose como me sorprenderas el 23 jaja