martes, 12 de enero de 2010

CARTA DE LOS REYES MAGOS

Esa noche le pidió a su madre que se acostase con él un rato hasta que se quedara dormido porque tenía muchísimos nervios y quería tener a alguien a su lado con quien poder abrazarse y contarle todas sus dudas y preocupaciones referentes a esa noche tan mágica. Antes de meterse en la cama repitió hasta la saciedad a toda la familia que debían de retirarse pronto para que los misteriosos visitantes que estaba esperando no encontrasen ninguna luz encendida, ni oyesen ruido alguno.

Tardó lo que para él fue una eternidad en quedarse dormido y despertó demasiado pronto pues su madre le había advertido que si despertaba antes de las siete de la mañana no se le ocurriese molestar a nadie. Todavía faltaba media hora para las siete y aunque el suspense y la emoción eran grandes aguantó en su cama sin moverse porque él sólo no se atrevía a asomarse al salón. Otros días sí se levantaba sólo sin ningún problema pero hoy tenía miedo porque a lo mejor se encontraba a Gaspar por las escaleras y aunque siempre dice que le gustaría conocerles, llegado el momento piensa que mejor no encontrárselos por la casa.

Con estas cavilaciones estaba cuando escuchó las campanas del reloj de la iglesia …..una, dos, tres …. ¡¡ las siete !! ¡¡ Ya puede levantarse !! y lo hace de un salto. Corriendo acude a llamar a su madre para que lo acompañe.

-¡¡Mamá, mamá, ya son las siete. Vamos, despierta. Vamos a ver si han venido!!

Bajan corriendo las escaleras hasta el salón y….. ¡ sí han venido y han dejado muchos paquetes!

Miran rápido los nombres que hay en los regalos y el pequeño pone aparte los suyos para empezar a abrirlos. Todos le gustan.

-¡Qué listos son los Reyes! ¡Cómo saben lo que me gusta y lo que necesito!

Hay un sobre también y dentro una larga carta que lee bajito y con mucha cautela pues en ella pueden aparecer cosas buenas o no tanto. El sabe que habitualmente se porta bien, pero de vez en cuando enfada un poco a su madre y los Reyes se enteran de todo.
Después de leerla bajito a petición de su madre ya la lee en voz alta:

Querido muchachote. No vamos a preguntarte cómo estás porque ya sabemos que te encuentras bien. Nosotros sabemos todo lo referente a los niños. Este año hemos querido escribirte nosotros a ti. Ya sabes que recibimos millones y millones de cartas, desde todos los rincones del mundo, durante todas las Navidades; y todas esas cartas son leídas con mucho interés por nuestra parte pero desde hace unos años estamos echando en falta las tuyas.

Un poco preocupados por no saber los motivos que causan las ausencias de tus misivas hemos enviado a tu pueblo a uno de nuestros más eficientes pajes para que investigue las causas que han motivado tal falta.

Lo que el paje ha averiguado nos llena de emoción y alegría. Ya sabíamos que eres un buen niño y nuestro asistente nos lo ha confirmado.

Tenemos aquí delante tu última carta para nosotros.. Por aquella época tenías tres años solamente, por lo que deducimos que a pesar de ser tan pequeño tienes unos principios muy arraigados y una personalidad casi tan grande como tu bondad.

Domer, nuestro paje, nos ha dicho que no nos escribes porque cualquier cosa que te regalemos te hará ilusión; incluso eres capaz de asumir, sin enfados ni pataletas, el hecho de que pasemos de largo por tu casa sin dejarte nada. Esto no es que nos lo haya contado Domer, lo hemos comprobado nosotros hace unos años. ¿Te acuerdas cuando tenías seis años que se nos ocurrió gastarte una pequeña broma al dejarte los regalos escondidos y no los encontrabas por toda la casa? ¡Vaya susto que te llevaste! Ese año, con lo pequeño que eras de estatura nos enseñaste lo grande que eres de corazón.

Siempre te acuerdas de esos pobres niños que ves por la tele tan sucios y desharrapados. Pero no debes sufrir por ellos, tú no eres el culpable de su situación, no te corresponde a ti solucionar la miseria del mundo. Disfruta de lo que la vida te está dando, sé feliz mientras seas niño y cuando crezcas tendrás muchas oportunidades para poner tu granito de arena en la erradicación de la miseria en el mundo.

Este año te dejamos pocos regalos y sabemos que no te enfadarás porque eres conocedor de la gran crisis que hay y entiendes lo que significa compartir.

Queremos agradecerte también todas las viandas que nos dejas cada noche de Reyes para que recuperemos las fuerzas perdidas en este gran ajetreo que es el reparto de juguetes por todas las casas. A partir de este año no nos dejes ese licor tan rico que parece café con leche, y que tanto le gusta a Baltasar, pues se lo bebe con tantas ganas que después se confunde en el reparto y algunos niños se enfadan cuando no encuentran lo que nos han pedido.

Tienes que perdonarnos por lo revuelta que te dejamos la cocina pero no podemos perder demasiado tiempo recogiéndola y además, ya sabemos que tú por la mañana lo colocas todo en su sitio de buena gana y sin enfadarte.

Por este año nada más. Hemos de dejarte porque es una época de mucho trabajo para nosotros y no podemos detenernos durante mucho rato.

Te dejamos un abrazo muy fuerte de cada uno de nosotros y ya sabes que el año que viene aquí estaremos de nuevo para hacerte una visita.

Melchor, Gaspar y Baltasar.


Laura González Sánchez ©
Enero 2010

No hay comentarios: