viernes, 29 de enero de 2010

UN PERSONAJE DESCONOCIDO

Sí, es innecesario buscar, en realidad todos somos desconocidos o sorprendentes, tanto da. En cada momento del día tú mismo puedes asombrarte en algunas acciones, palabras incluso gestos, pueden ser motivados por efectos ajenos, por influencias de medicaciones, por stress, aunque todos decimos que la vida siempre es igual, cada instante es sumamente diferente. Por experimentado que seas, por mucho que hayas vivido, las vivencias cambian y nada se puede dar por sabido, ni de ti, ni de los demás.

Siempre me ha sorprendido cuando alguien me define o me comenta: Yo te conozco y sé cómo vas a responder. A veces reposo mi mente de pensamientos de inseguridad, más que nada porque yo misma no sé cómo resolveré ante cualquier circunstancia; analizo y me digo, “claro, a toro pasado todos vemos lo grande de sus cuernos”, pues suelen ser en su mayoría aspectos ya sucedidos o incluso pasados. Sin embargo hay quien dice que sabe con antelación cómo haré las cosas o cómo solventaré otras.

Tampoco me inquieta demasiado, me explico, todos tenemos una base en el carácter, unas reglas que más o menos siempre llevamos, estética, moral, condiciones de inteligencia, simpatía, nerviosismo, alegría, optimismo, salud, etc. Eso nos hace más o menos predecibles, pero igualmente se puede errar a este respecto. Hasta el punto que en igual enfermedad, el resultado varía por el empeño en salir adelante, quedando atrás métodos farmacéuticos, físicos o científicos.

El día o situación que menos se piense, da un vuelco a todas estas apreciaciones incluso a las propias. Puedes fallar o acertar en alguna coyuntura que teóricamente sería predecible, para bien o para mal, pequeñas cosas que quizás decepcionen o alerten a uno mismo. En ese instante el protagonista se avergüenza y el espectador pasma ante ese desliz inesperado.

Son sobresaltos que le dan a la vida cierto entretenimiento, nos dice que nadie hay conocido ni previsible, alguien que dice ser vergonzoso o tímido enarbola valor o hace la pregunta más inesperada. El bueno buenísimo y además pacífico se revuelve sin esperarlo y defiende a capa y espada incluso violentamente, aquel que hace de la estética y el orden su adalid, lo encontramos desastrado o desequilibrado en su armonía. El dócil y manejable se revuelve con fuerza y defiende su convicción con vehemencia, sin la posibilidad de cambiar su parecer.

Quizás esa persona con una maldad manifiesta nos ofrece de manos a boca una benevolencia inusitada en otros aspectos que desconocíamos. Es posible que ese frío iglú guarde en su interior calor, refugio o protección. A lo peor ese perfeccionista, manitas e inteligente, digno de admiración, termina por demostrar una rareza insufrible. Quizás el enfermo o débil muestra una fuerza acompañada de un convencimiento digno de un súper hombre.

La verdad es que después de observar a muchísimas personas, he conseguido obtener dos conclusiones que tampoco han de ser ciertas al 100%. La primera, que nos desconocemos y que igualmente seremos incapaces de hacer ese pronóstico sobre nadie. La segunda, que ninguno somos perfectos, que somos mezclas de todos los caracteres. Escuchar a cada cual nos enseña su parecer y el motivo de su forma externa de actuar. A veces demuestra un sufrimiento interior que se ignora, como normalizar o asimilar; otras veces es producto de un sacrificio inmenso, de esa manera se sienten hasta tal punto orgullosos que demuestran altivez, o ese afán que parece de notoriedad sólo es un nerviosismo mal trajinado, serenidad traída a cuento por un intento de disimular su debilidad, así hasta el infinito.

Cuando realmente tenemos esa definición de desconocidos es en el aspecto exterior. Ahí sí que tenemos la posibilidad de equivocarnos mucho. La verdad es que si todo lo que representamos por fuera diera idea de nuestro interno yo, los trabajos detectivescos y policíacos estarían de más. Porque queridos amigos, si a mí me hubieran juzgado por eso, he tenido siempre una cara de enfado de narices, con perdón.

Y con respecto a las discusiones o diferencias de opinión, donde todos podemos perder los estribos, seguro que es debido a que no hay nada mejor repartido en el mundo que la razón, todos creemos tener suficiente (Descartes). También podemos tener otro convencimiento: si tenemos la razón, para qué discutir, y si no la tenemos, buenas ganas de argumentar.

A ver quién es el “guapo” que puede decir quién es quién, me atrevo casi a asegurar, por experiencias pasadas, que lo tienen muy difícil hasta los especialistas en diagnósticos psicológicos. El paciente dice lo que vive, lo que piensa y lo que siente, aseguro que nada tiene que ver con la realidad, nada, tan sólo es lo que percibe en su mundo de angustia. Por tanto estos especialistas han de tratar de moverse con esos datos o sufrimiento del paciente, pero dudo que puedan conocer la psique del enfermo en cuestión.
Quede claro que en esos casos de lo que se trata es de evitar ese sufrimiento sensible a todo lo que les rodea, aclaro que padecen en grado sumo.

Hay otra referencia de los personajes desconocidos, esos que realmente jamás viste y por circunstancia o necesidad te has tropezado con ellos. Es curioso cómo se afrontan situaciones iguales dependiendo del carácter. Unos se desesperan y se amontonan, mientras que otros están relativamente tranquilos, otra experiencia que depende del estado de ánimo, cansancio, educación o de control. Es improbable sacar en estos casos conclusiones, son trozos de vidas perdidos en salas de espera, reuniones, conferencias o conferenciantes, libros biográficos, sin ir más lejos el retrato de la historia según quién la escriba.

Eso que decía mi güela, “cada uno habla de la feria según le fue en ella”. Otra cosa que sí he experimentado al ir a solicitar ciertos servicios o prestaciones, funcionarios o trabajadores de entidades privadas, en la forma que entres así te atienden, sí, ese paso suele ser el que decide casi siempre una atención equilibrada.

Me encanta ir “conociendo” cada segundo de las personas, es interesante y desde luego una tarea improbable de conseguir, mientras tanto da a mi vida una especie de aventura sin moverme de este bendito lugar, paisajes personales, colores de carácter, vericuetos de respuestas, precipicios en preguntas, observar el oleaje de su respiración a veces agitada, a veces en calma. Ver los detalles con anteojos o impertinentes, dependiendo de la cercanía a la persona en cuestión, aventurarse por riscos hasta ver cómo en el interior existe un lago de paz.

Es pensar que las nubes dejarán una lluvia de lágrimas, sin embargo, dejan un sosiego templado, bosques tranquilos que esconden vidas activas con disciplina y saber, colectivos semejantes a rebaños que en momentos dados se independizan, decidiendo que ya está bien, que quieren pensar y ser libres…
¡Qué sé yo la de conductas que tenemos a lo largo de un minuto! Es magnífica el alma unida a lo físico, es un tándem espectacular.
Se despide “una desconocida”.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
25 de febrero de 2010

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Lines..

ha pasado un angel, y nos ha dejado sus letras enmarcadas llenas de sensibilidad.
un gusto leerte nuevamente.

abrazos..

V:

Anónimo dijo...

Gracias Uve, escalofría leerte, espero no dejar de mover las alas, podría caer. Abrazo de bienvenida. Que curiosa coincidencia, ayer preguntó Ana por tí, comenté que quizá descubrirte fue un error. Lines

Flor dijo...

Lines te pones muy nerviosa ante los folios y nos lees tus relatos acelerada,pero aún asi no dejas nunca de asombrarnos,besitos

Anónimo dijo...

De los errores aprendemos querida Angeles, (se dice), pero no lo veo así,no tengo objeción alguna respecto a ese tema, (Sonrio)sabes de mis ausencias,motivos y mis dias llenos de telarañas, pero aca estoy, dejándome llevar por vuestras letras, que son vitaminas para el espíritu y el alma.
saluda a Ana, y al resto de tus compañeros, merecen ser leídos, comentados y animados, a que sigan sembrando ilusiones, sueños,porque la cosecha, ha dado su fruto.

abrazos para todos niña encantadora.

V:

Anónimo dijo...

Ahh..y, si caes..siempre tendrás mis alas, para cuando no puedas volar..
besos

V:
y no te olvides...
Volarán solo aquellos que le pongan alas a sus sueños.

Anónimo dijo...

Sí, volarán sólo aquellos
que se eleven en sus sueños.Lns