miércoles, 14 de abril de 2010

ANIVERSARIO

Cualquier evento a celebrar puede venir bien. Se supone que es un día feliz, y eso pretendo hacer con todos vosotros.

Creo que os acordareis de aquella ocasión en que celebramos el día del libro, este año pasado.

Al final fue la primera vez que me encontré con todos, pues acontecieron circunstancias que retrasaron el encuentro.

Pero lo que realmente celebro es haberos encontrado. La verdad es que poco podía imaginar que llegaríamos a tener este trato de amistad. Dentro y con algunos de vosotros fuera, en otras actividades, algún abrazo suelto y conversaciones aisladas pero reales y agradables.

En el lugar tan alto en el que conversamos, leemos, disfrutando de esa satisfacción general, se palpa el estar a gusto y hasta las nubes.

Se nota el vivir a pleno rendimiento, se siente el corazón de tu compañero de silla.

Y mira que es casi incomodo reposar sobre ese asiento, durante casi dos horas, sin apoyo, tan solo depositando un racimo de palabras nerviosas, acalladas, temerosas, alegres, a veces tristes, otras filosóficas, jóvenes...

Se ha llorado a “moco tendido” o a “lágrima viva”, al poco recuperados de esa sensación, después de leer Jesús, (eso casi siempre), el penar se cambia en alegría desmedida y entonces terminas por reírte “partiéndose el pecho” o a “mandíbula batiente”, lloramos más veces de la risa que por otra causa.

Tenemos tres personas de poca edad, ¡menos mal!, así la media de años baja bastante; a ver, no es que quite años, pero da la sensación de que todos andamos en la misma cifra, cosas de la estadística. Es algo curioso, parece que esto iguala, son sentimientos y estos no tienen tiempo posible, etéreos, pululando entre aquellas paredes, como arañones, (si los hubiera), de afecto.

Cosa curiosa, a pesar de tener edades heterogéneas, nos miramos de igual a igual. Al menos yo no noto la diferencia, es decir no la hay. La verdad es que me costó algo estar a gusto con alguno de estos seres escribientes, pero enseguida se abrieron o a lo mejor fui yo quien lo hizo. El caso es que caminamos juntos.

Algo que ha crecido también, es el nerviosismo que porto, cada vez aumenta, cada vez se nota más, cada vez intento dejarlo atrás pero resulta difícil. Qué curioso, da la sensación de que además de cariño, tengo el compromiso con los que quieres o admiras, de poder superarte, de mejorar.

Es el lugar donde nadie te llama loco, también se puede derramar tinta y otras cosas en las páginas de nuestros encuentros. Decía la amiga con la que subí, que allí todo estaba bien, todo gustaba, todo tenía valor; y es cierto.

Pero en este aula de pequeñas dimensiones, donde la campana golpea tan cercana al grupo, que parece que quiere bajarse con nosotros para leer su mensaje, es nuestro otro hogar lleno de recursos, con la sabiduría de los niños, la madurez de la juventud, la inocencia de los mayores, la inquietud casi adolescente de los maduros, la del enseñador perplejo a las respuestas que damos, a veces de protesta, otras de permisos, otras de poco o mucho tiempo empleado en los escritos y de viva voz.

Pasa tiempo observándonos, riendo a veces a escondidas con su cara entre cuartillas o con las manos extendidas mientras una tos actuada disimula una carcajada. Algunas veces le han visto entristecerse ante una sentida carta de un desenlace postrero.

Y de vez en cuando apostilla seriamente sobre una falta o repetición, el encuadre de un texto o la forma de salir adelante en un relato complicado. Conocimientos que consiguió por si mismo que ahora nos deja extendidos en el suelo de ese local que está encima de aquella biblioteca. A nuestra disposición.

Este entorno es el mejor para un escritor, fotógrafo, pintor, historiador, erudito en ornitología y vegetación autóctona, a pesar de esos pinos que plantaron los niños casi hace una cuarentena de años, paseante solitario, atrapador de paisajes gigantescos. Montañas, mar, cielos en atardeceres enrojecidos por el acalorado sur, en ese alto imponente, donde las luces descaradas de la noche, dejan entrever las sombras en las ventanas, olores a pitanza nocturna, canciones y nanas.

Lugares donde se enseñó a tantos críos a leer y escribir, portillos de entrada cerrados en piedra, iglesias, hospitales, curas, monjas, guardianes, alcaldes, jueces, municipales, cárcel, castillo, registro, cobranzas de impuestos, vientos infernales, oteros de vigilancia, cementerios y panales.

Trocitos de tradición, leyendas y hasta fábulas. De esos “hombres del saco”, castigos de inquisidores, rezos atormentados, procesiones y mortajas. Está lleno del pasado; un auténtico popurrí de épocas, está dentro de esos terrenos con cosas interesantes que aprender, cotilleos históricos, ¡pero claro!, estos tienen esa razón de ser importante, conocer nuestro pasado para decidir en el presente.

En la noche, gracias a su poca iluminación, deja en el cielo innumerables estrellas, a un solitario Venus o una luna cercana. Las nubes agrisadas encantan a los enamorados de nuestros escritos, en sus cartas, alumnos y poemarios, a los camaradas infantiles, las turbaciones del alma, ratones o charlatanas, besadores sinvergüenzas, pesadillas, recorridos en los bosques, razones sin importancia, trocitos de esas almas, abrazos coleccionados, volcanes y niñitas enfermadas.

Allí donde nos reunimos, recibimos escritores, envueltos en nuestras vidas y en la de otros que por esos lugares pasaron, cómplices de aquellas cosas, entregando lo que sabes y puedes, lo que gusta, lejos del consumo y la maraña de este mundo agitado. Dirían que somos un grupo de seres raros, esos que no se conforman con lo que se dice y deciden pensar por si mismos.

¿Quién será el acertado?

Así es que no queda otro remedio que ser portadores de esas cuartillas, llenas de emociones, para después retomar cada uno el camino de nuestros hogares y seguir en la realidad diaria, esperando otro encuentro arriba o coincidiendo en alguno de los otros lugares sin par que tenemos. Al final tenemos un privilegio haciendo lo que nos gusta, estar con quien nos apetece y conseguir ese otro trozo de felicidad, pues nuestro corazón se compone de eso: Trozos de felicidad unidos por la satisfacción de vivir.

Queridos amigos: Os invito a la celebración de este cumpleaños, se celebrará el día 13 de abril de 2010, a las 19.00 horas, porque este día es tan bueno como otro cualquiera para conmemorar el estar juntos.

Un abrazo al compás del verso de un beso.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vicente de la Barquera
13 de Abril de 2010

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades, por este Aniversario, hermoso grupo,en donde se reunen a compartir letras, vivencias, y han creado hermosos vínculos, gracias a todos ustdes, por permitirnos leer sus escritos.

y a ti Lines, un abrazo doble..por tu constancia, y logros en el campo de la escritura.