sábado, 8 de mayo de 2010

VAMOS A JUGAR CON LAS PALABRAS




Era domingo, Elena se quedó aquella tarde en casa ordenando armarios. De pronto su sortija quedó enganchada en una PRENDA INTIMA, era un sujetador, lo miró y lo tiró con rabia. No le traía ningún buen recuerdo. Recordó un día aciago en que su vida era un tanto desordenada. Aquel amor la tuvo atormentada; después de una fuerte discusión, él la agarró por los pelos, y dándole golpes contra la pared la llamaba de todo. Estaba borracho. En un descuido logró alcanzar la puerta y salir corriendo.

Recordó la DESESPERACIÓN que tuvo en la HUÍDA, en aquella noche de tormenta. Calada hasta los huesos y en el fragor de la misma pensó en otras EXPECTATIVAS para su pobre y desengañada vida.

Se resguardó bajo el alero de un quiosco cerrado. El tiempo pasaba y la tormenta arreciaba y ella NO LLEGABA a ninguna conclusión.

¿No podría darle una SORPRESA el DESTINO? Pensó en aquel amor de jovencita, una CORAZONADA, que la llenó de nuevas ILUSIONES, AMORES antiguos con QUIMERAS IDEALIZADAS.

La vida es una RUTINA. Nunca sabrá lo que le QUISO, estuvo muy enamorada y lo que lloró y lloró por él, sólo ella lo sabía; pero la convivencia se hacía muy difícil por sus diferentes CREDOS, y la inexperiencia de esos años todo lo echó a perder.

¿Qué sería de él? ¿Quizás era el tiempo de ser ella misma y poder disfrutar juntos de aquellos momentos LÚDICOS que tanto les gustaban?, como coger una bicicleta, mochila al hombro y disfrutar por perdidos pueblos, comiendo unos buenos bocadillos junto a un río, o disfrutar con una buena obra teatral.

Su mente sigue soñando y divagando, quiere ULTIMAR los OBJETIVOS para cambiar de ACTITUD. Ya no quiere que su vida se llene del vil DESENFRENO que la ha llevado a esa situación.

Despertó de sus pensamientos. Aquel amor no lo encontró, pero sí tranquilidad de espíritu, y que el tiempo decidiese.


Mª EULALIA DELGADO GONZALEZ
Abril 2010

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