sábado, 26 de junio de 2010

UN DÍA DE NIEVE CON CAÍDA

Disfruté mucho en la nieve. En aquella época era una jovencita que iba los domingos a esquiar con mis amigos a la estación de "Braña Vieja". Los lunes, en cuanto salíamos de la oficina, pasábamos por la "Deportiva", a por los billetes, para no perder día.

Eran otros tiempos; la carretera era estrecha y llena de curvas. A veces no llegábamos por culpa de la nieve a la Estación y teniamos que quedarnos en Reinosa y desayunábamos en "Casa Vejo" y luego a tomar calditos por los bares. ¡Todo tenía su encanto!

Por aquellos años inauguraron el Hotel "La Corza Blanca". Teníamos de profesor a "Amorrotu" y solo dos telesquís "El tubo" para principiantes y "La Tabla" para los adelantados.

Cuando no habia nieve cogíamos los esquís y subíamos hasta "La Fuente del Chivo", allí fue donde se desarroló el incidente.

Había subido la pendiente y cuando me tiré para bajar todo iba de perlas. ¡Yupiii...! De repente se me cruzó un niño, ¡un niño!, ¡Dios mio que me lo trago!, ¡tengo que virar!

Viré, si, pero venía otra chica y a esa si que me la tragué. ¡Plof! metí mi esquí por entre sus piernas y caímos echas un ovillo.

Después de la conmoción nos dimos cuenta de que no podíamos movernos tal era el embrollo que habíamos formado. Se acercaron unos chicos y ya, lo de siempre, el cachondeíllo:

-¿De quién es esta pierna?

-¿De quién es este bastón?

Al levantarnos nos dimos cuenta de que estábamos bien las dos y que todo quedó en un susto, y un susto me llevé yo también otro día en que escuché otro ¡Plof! detrás de mi. Miré hacia atrás y se acababa de caer un chaval que pesaría mas de 100 kg. ¡Estuve a punto de quedar enterrada en la nieve!

¡Cosas del esquí!

María Eulalia Delgado González ©
Junio 2010

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