sábado, 12 de febrero de 2011

ALEGORÍA


Quizá guardamos nuestra ilusión en una hoja de papel, siempre a mano, siempre nueva, siempre con la posibilidad de hacer un barquito y dejarlo flotar en la corriente de la vida, llevando a bordo esa ilusión. Quizá esta vez llegue más lejos, aunque tengamos que meterlo en una botella de cristal, protegido. Pensándolo bien, el cristal se puede quebrar, mejor en un recipiente de plástico, a pesar de no ser biodegradable –habrá problemas con los ecologistas, seguro-. Tapada a rosca y bien sellada, a bordo irá esa nave plegada, evitando se convierta en papel mojado, con los deseos de vivir en las nubes, de soñar con castillos en el aire, de reposar en nubes de algodón, o, simplemente para llegar a la realidad.

Seguramente tendríamos que usar también gorros hechos de papel de periódico, cosa de no calentarse la cabeza por el sol de las injusticias, engaños, oportunidades que pasaron delante y no se recogieron. Cubrirnos de la guerra, las crisis, maremotos, enfermedades, sí, taparnos de todo eso. Es otro sueño; esos sombreros son los primeros pliegues para confeccionar el ya famoso barco de papel.

Manejar el papel que cada uno tenga en la vida, el que proporcione el director de nuestro destino, guste o no, adaptarse a él, encauzarlo y escribir entre líneas otro guión, si es posible, haciendo protagonista al personaje interior; dejando otra estela en el mar de la vida, una utopía o simplemente, eso que llaman fantasía. Todos tenemos. Todos.

Quizá se esté integrado en una familia de muchos miembros; sería esa resma de hojas que iguala en la relación familiar, copiando caracteres, formando, educando. Pero amigos, esas láminas guardan en el interior alguna doblada, arrugada, con defectos, o salió una de estraza u otra de seda, son del mismo montón vendido sin contar, al peso, y será ese el riesgo al adquirirla o, al formarla, pudiéndose hacer mil barcos, pequeños, grandes, juntando incluso varias hojas o colores.

Hay documentos asimismo al nacer o al morir, firman otros a pesar de ser nosotros los protagonistas, ignoran nuestra decisión en ese acuerdo. ¡Ja!; es curioso. Empujados a jugar, a volar en aviones de ese mismo papel que nos toca vivir, confeccionar pajaritas por aburrimiento o simplemente por habilidad papirofléxica; también sirve para entretener, pero no todo el tiempo.

Soñando con ese expediente bajo el brazo, siempre por escribir en el presente, protegiéndole de la lluvia, con la ilusa ensoñación de cargar de quimeras ese barco de papel, es posible que bajara flotando en la corriente del río Escudo, hasta las rías de San Vicente, para salir por la barra y conquistar el horizonte. Lleno de deseos… Sueños… Vida.

En fin, algo se podría conseguir a base de secar cuidadosamente el papel, humedecido por los chaparrones, seguir escribiendo cada vez con más cuidado en ese importante y envejecido pergamino de nuestra vida.

Cuando se encuentre algo gastado, reflejaremos los deseos más delicadamente al escribir, una escritura tenue que no moje demasiado, que no traspase, que no hiera ni aje, deseos menos delirantes y más realizables. Quedarán grabados en el folio de la proa, en la caseta de ese barquito de papel donde irá estampado nuestro nombre.

Quizá reciclemos nuestras primeras ilusiones en papel maché, incluso podremos reescribir en esa hoja un tanto defectuosa e irregular en los márgenes, pero gruesa, policromada, dejando con mano firme lo realizable, trabajarlo y guardarlo de nuevo; señalaremos cada meta conseguida y cuando nuestra mirada y fuerza decaiga, soportar el peso de tanta tinta, con alguna ilusión que aún viviremos intensamente. Una vejez escribiendo en nuestro papel de la vida como sea, pero escribiendo lo mejor que podamos, con interés. Veremos la chimenea del ya humeante, envejecido y cargado mercante –pues ha crecido-, revestido ya de papel estraza.

Conservando ese pliego por si acaso enloquecemos, pudiendo de nuevo reconvertirle como orates, en el barquito de papel de aquella clase de escritura, llenándolo esta vez con desvaríos que hacen la felicidad del trastornado, distraen su cabeza, reconvertido por arte del papel y magia mental, en un Napoleón tocado con un gran bicornio fabricado en papel prensa.

¡Qué felicidad!, vivir en un auténtico sueño… de papel.

Soportando en el tiempo los dobleces de la vida, hasta que rompa o desaparezca, pero mientras, seguiremos doblando y plegando. Divertir, disfrutar, amar, asimilar lo que depare cada doblez, fruncirla lo mínimo, conservarla, incluso plancharla, ver cada pliego en diferente grosor, de otros modelos, aunque se rompa algún trocito; ese que al separarse, arruga el alma, llevándose de la vida a los nuestros, o separándose para vivir su propia ilusión, a poner rumbo por si solos; desgarran bastante esas sensaciones de partida. Zozobra nuestra pena. Pero parten a su isla desierta, a la espera del salvamento por llegar.

Nacer, dibujar, cantar, adquirir, soñar, leer, escribir, firmar y finalmente, morir, todo legible sobre nuestro papel en la vida. Tan serio como los impresos en blanco y negro de periódicos o libros, o, más ligeras, editadas en revistas multicolores, brillantes y que al final, es papel igualmente. Estampas más o menos coloristas de cada una de nuestras vivencias y en el álbum de cromos de nuestra memoria, pueden incluso ser fotográficas, pues serán inolvidables y felices.

Desde la infancia nos mostraron barquitos de todos los tamaños, colores y tipos, creando posibilidades de elegir.

Será cuestión de aprender leyendo en la propia existencia, a flote en nuestro barco de papel con un brochazo de pegamento hasta la línea de flotación, aislándole de la humedad cuanto más tiempo. Evitar empañar demasiado con lágrimas los kleenex; sin esperar a que huelan las flores, ver las estelas de los aviones, navegar en barcos u oír el canto de las pajaritas de papel, pues tenemos los reales esperando a ser disfrutados.

Que no se nos rompa el corazón a bordo del barquito de papel. Se hundiría teñido de rojo; hemos de cuidar de él, tenemos que seguir navegando.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
Día 10 de febrero de 2011

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