sábado, 12 de febrero de 2011

EL BARCO DE PAPEL


¿Quién no ha hecho alguna vez barcos de papel, los ha puesto en un cubo lleno de agua y soplando con fuerza, los vio navegar sin rumbo?

Barcos sin timón, a expensas de las velas o el remo, esperando que la dirección del viento fuera a favor.

Así nuestra barca iría descendiendo por el río.

Algunas veces con la fuerza de la corriente despidiéndote hasta la otra orilla, quedando atrapada por las ramas o los troncos de los árboles que caían sobre el agua. Por algunos sitios tenías que empujar la barca para poder avanzar, pues el agua se esparcía tanto que la embarcación se varaba.

En ciertos lugares, había pozos muy profundos que daban respeto, fue una travesía bastante costosa y en algunos casos llena de pánico. Claro, fue la única vez que hicimos esta locura.

Las embarcaciones se volcaban cuando menos lo esperabas. Bueno llevábamos chalecos salvavidas, esto no era una competición. Salimos varias amigas a pasar un buen día y disfrutar de la naturaleza.

Hacia el medio día, paramos para descansar, a la sombra, en una explanada donde comimos unos bocadillos. También nos dimos un baño; por cierto, el agua estaba helada.

Al caer la tarde fuimos llegando; esperamos para reunirnos todas y tomar unos refrescos tranquilamente. Nos reímos comentando nuestras dificultades, de cómo algunas cayeron varias veces al agua.

Todas íbamos dispersadas y cada cual se las arregló como pudo con sus tragedias y apuros, pero fue muy bonito e inolvidable.

Blanca Santos ©
21-I-2011

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