miércoles, 9 de noviembre de 2011

ENTRE LA NIEBLA


Llevaba ya demasiados meses triste. Mientras se despedía del año anterior y tomaba las uvas, deseó salud y felicidad para todas las personas a las que quería, y esto no se había cumplido. La vida, con su ritmo apresurado le tenía preparados amargos acontecimientos, de los cuales no era capaz de sobreponerse.

Día a día aquel optimismo que siempre la acompañaba había ido debilitándose dejándola sumida en un profundo abismo que la hacía sufrir. Intentó por todos los medios superar aquel dolor pero le era imposible. Ante los demás se hacia la fuerte e intentaba disimular, pero cuando llegaba la noche se derrumbaba y desahogaba sus lágrimas entre los silencios de la madrugada.

A su alrededor el tiempo seguía su paso inalterable y el otoño de la vida había asomado para traerle más nostalgia y melancolía. Las palabras de apoyo y de cariño la acompañaban en sus quehaceres diarios y la hacían sentirse arropada y querida.

Sin embargo, la tristeza continuaba invadiendo sus días, hasta que unas palabras llenas de cariño, asomaron como surgidas de entre una espesa niebla, enviándole fuerzas, ánimo, dulzura, y tanto afecto, qué rompió a llorar. Con un sollozo emocionado, leyó y repasó muchas veces el mensaje, hasta que sus ojos enrojecidos se lo permitieron. Esas frases que asomaron de repente entre la espesa niebla la hicieron muy dichosa, y han logrado que intente de nuevo abrazarse a la vida, que franquee las neblinas que ahondan en su corazón y que acuda de nuevo al encuentro de esas tardes añoradas en que , junto a sus compañeros ,con las palabras y la ternura, las tristezas se conviertan en anhelos y esperanzas.

Entre la niebla aparecieron, sonrisas, abrazos y los desvelos de unas personas que la han hecho sentirse muy querida.

Flor Martínez Salces ©
Noviembre, 2011

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