Consiguieron que escribiera un soneto
declamando a las sirenas y a los mitos
confundiendo en ese instante, por completo
si le hablaba de emergencias... o de pitos.
“Me fastidia, que aun creyéndome incompleto,
mi sordera no es defecto ni delito,
es mi venia y solución, soy muy discreto,
ya que fui un caballero en lo exquisito”.
Y me entero -si yo quiero-, en mi pesquisa
no pudiéndola versar si está escamada
la marina, esa sirena, la de Homero.
Y no me llega hoy el cuello a la camisa,
pero tengo, por costumbre, bien sentada
¡el saludo, sordo o no, con mi sombrero!
Ängeles Sánchez Gandarillas ©
7-III-2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario