domingo, 20 de mayo de 2012

EL SUEÑO DEL HALCÓN.


Al entrar en aquel extraño lugar, el bello de la nuca se me erizó y sentí ese mismo escalofrio, cuando sabes que alguien te sigue.

Pasaron las horas y mi única compañía era la enorme presencia del los arboles y su leve conversación. Me quedé callado pues era invitado en el bosque y rendía respeto a la naturaleza, pero la sensación no desaparecía, miré a mi alrededor y sólo encontré la majestuosa presencia de las rocas y animales, no había enemigos solo paz y armonía de mi hogar.

Intenté descansar, pues no podía seguir mi viaje, estaba herido. Tras pasar varias horas descansando desperté agitado, con dolores y unos ojos grises mirándome, me levanté tan deprisa como mi cuerpo me permitió, cerré los ojos varias veces pues no todos los días tienes un halcón frente a frente, intenté echarle pues era quien me producía la sensación de ser observado (mi vigilante), pero él no se fue, todo lo contrario levantó su garra, y vi lo que traía, una nota. Como pude la desenganché y leí.

-Querido Ajax,
Te envió a mi halcón,
Para ayudarte a salir,
De tus pesadillas
Y regreses a casa.

Besos El bosque

Jezabel Luguera ©

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