domingo, 20 de mayo de 2012

TARDE DE CONSULTA.


Estaba tan nerviosa que no paraba de moverse mi pierna, asi que pensé cruzar las piernas pero fue una mala solución porque en menos de un minuto toda yo temblaba al igual que un flan. Entonces observé que frente a mí se encontraba una montaña de revistas que ni el k-2, asi que decidida cogí una revista para calmar mis nervios, pero mi mente no paraba de enviarme preguntas, ¿Qué hacía allí?, ¿me pasará algo? Pero rápidamente las calmé porque Pablo me dijo que sería bueno y que lo necesitaba y él quería lo mejor para mí.

Entonces escuché mi nombre y una voz tan suave me indicó que pasara, que ella llegaría en dos minutos y que me pusiera cómoda. Al entrar en la habitación me sorprendí había un enorme sillón verde manzana que te invitaba a recostarse, y me puse a reír porque me había imagino aquella estancia tan sombría como la habitación de Drácula o Frankenstein, mi imaginación me había hecho pasar dos noches imaginando cadenas, telarañas y era todo lo contrario.

Me acomodé en el sillón y cerré los ojos, justo en el momento en que mi mente conseguía desconectar de mis miedos; escuché una puerta que se abría, una voz segura me saludó y abrí los ojos al ínstate, era una mujer muy joven con bata blanca y estaba sentada juntó a mi, me indicó que era Andrea y que le contara qué me pasaba.

Andrea tengo todo lo que en mi vida soñé, una casa de cuento de hadas, mi trabajo es mejor que el de mis sueños, mis seres queridos me cuidan, me respetan, escuchan y encima comparto este sueño con mi alma gemela ¿qué más puedo pedir?, pero no soy feliz siento que me falta algo y que este sueño se va a derrumbar si no lo encuentro, los días se me hacen eternos y las noches las paso teniendo pesadillas horribles que los amaneces no se llevan.

¿Qué me falta Andrea?

Ella sonrió y me explicó que era muy afortunada por todo lo que tenia, que ella misma no había conseguido completar su vida de ensueño, y que sólo tenía que disfrutarlo. Estuvimos una hora hablando, como unas viejas amigas en una cafetería. Compartimos miedos, alegrías y cuando me disponía a salir por la puerta me detuvo y dijo:

-Lucia ¿sabes que te falta, encontrar ese atardecer que te haga olvidar las pesadillas y te muestre las estrellas de la noche, para que cuando encuentres el amanecer le sonrías a tu vida?.

Me despedí de mi nueva amiga dándole una sonrisa de gratitud, y al llegar a la puerta de la consulta, me encontré a Pablo me agarró de la mano y me dijo ¿has visto que atardecer? Le he pedido solo para ti.

Jezabel Luguera ©

1 comentario:

JAMS dijo...

Si es que donde se ponga un buen Pablo que se quite una bata blanca... Qué bien Jeza, a ver cuando animamos ese blog propio...