La cabina
telefónica del pueblo era un cuarto oscuro; como un ataúd vertical, carbonizado por fuera y, con un
ascua moribunda en el interior. Era el
armatoste más horrendo, pero útil del local, incluso del pueblo entero.
-Ring,
ring, ring
-
-Dígame. Si, soy Hipólita. Espere un ratito. Ahora mismo le llamo.
-
-¡Julio! ¡Julio!
-
-Hipoli, Julio no está. ¿Sabes quién le llama?
-
-Autobuses
Urko.
-
- Bajaré
yo, a ver qué quieren.
Buenos días,
Hipólita. ¿Me podrías marcar el número
del veterinario, por favor?
-Señor
Claudio. Soy la hija de Francisco Laca.
Mi padre le pide que suba cuanto antes: la vaca Parda no acaba de echar la
placenta.
-
-Ring,
ring, ring..
-
-Andrea,
antes de que te marches. Por favor,
desde la plaza dale un grito a Julio Soriano para que baje al teléfono; que le
llama Autobuses Urbasa
-
-Gracias,
Andrea. ¡Vaya pulmones que tienes, eh!
-
-Sí,
soy Julio. Vale, mañana a las 6:30 , con
el alba…Sí , delante del colegio.
-
-…Gracias,
Hipólita por el servicio que realizas.
No sé qué haría sin ti…
¿El trabajo? No nos podemos quejar, aunque siempre hay
desperfectos, vomitonas, ahora, empiezan a rajar los asientos… , el gamberrismo me tiene desvelado.
-Bueno,
no te quejes que eres más requerido que el alcalde y que el cura..
-
-Je,
je…
-¿Quién falta?
Sobran dos cubiertos. ¿Empezamos con los entrantes o esperamos a los que faltan?
-Yo
pienso que Julio ya no vendrá y mi hermano tampoco, ¿no, Begoña?
-
-¡Qué deliciosa merluza!
Parece recién pescada.
-Es que Mari es una cocinera artista..
-Eh, nadie va a contar algún chiste?
-Yo os cuento el último que me ha contado un alumno.
-¿CUÁL ES LA CIUDAD MÁS
VIGILADA DEL MUNDO?
-EE UU; RUSIA; CHINA…
-La CIUDAD DEL VATICANO
PORQUE UN PASTOR ALEMÁN LA PROTEGE, Ja-ja-ja, ja-ja-ja, ja-ja-ja…
-Shiiiiii.
Callad, que entra Hipólita.
-Que la llamada es para Miren.
-Vaya, ¡qué inoportunos! Ahora que
iba yo a contar otro.
-Qué, ¿empezamos con el repertorio de
canciones o esperamos a que llegue Miren?
La puerta del restaurante
se abre. Las risas se apagan. Unas miradas
bajan al mantel; otras buscan algo importante en el bolso; hay quien
juega con las migas aún sin recoger. El
silencio resulta penoso, eterno, el
azúcar del postre demasiado pecaminoso… Miren recoge su bolso y, a trompicones,
dice: “Begoña, vámonos; el
autobús…negro; casi carbonizado…
San Vicente de la Barquera,
10 de
noviembre de 2012
Isabel Bascaran ©

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