miércoles, 14 de noviembre de 2012

TELÉFONO PÚBLICO.






 La cabina telefónica del pueblo era un cuarto oscuro; como un ataúd  vertical, carbonizado por fuera y, con un ascua moribunda en el interior.  Era el armatoste más horrendo, pero útil del local, incluso del pueblo entero.

-Ring, ring, ring
-           
-Dígame.  Si, soy Hipólita.  Espere un ratito. Ahora mismo le llamo.
-           
-¡Julio!  ¡Julio!
-           
-Hipoli, Julio no está.  ¿Sabes quién le llama?
-           
-Autobuses Urko.
-           
- Bajaré yo, a ver qué  quieren.

  Buenos días, Hipólita.  ¿Me podrías marcar el número del veterinario, por  favor?

-Señor Claudio.  Soy la hija de Francisco Laca. Mi padre le pide que suba cuanto antes: la vaca Parda no acaba de echar la placenta.
-           
-Ring, ring, ring..
-           
-Andrea, antes de que te marches.  Por favor, desde la plaza dale un grito a Julio Soriano para que baje al teléfono; que le llama Autobuses Urbasa
-           
-Gracias, Andrea.  ¡Vaya pulmones que tienes, eh!
-           
-Sí, soy Julio.  Vale, mañana a las 6:30 , con el alba…Sí , delante del colegio.
-           
-…Gracias, Hipólita por el servicio que realizas.  No sé qué haría sin ti…
¿El trabajo?  No nos podemos quejar, aunque siempre hay desperfectos, vomitonas, ahora, empiezan a rajar los asientos… ,  el gamberrismo me tiene  desvelado.

-Bueno, no te quejes que eres más requerido que el alcalde y que el cura..
-           
-Je, je…

 -¿Quién falta? Sobran dos cubiertos. ¿Empezamos con los entrantes o esperamos a los que   faltan?

-Yo pienso que Julio ya no vendrá y mi hermano tampoco,  ¿no, Begoña?
-           
-¡Qué deliciosa merluza! Parece recién pescada.

 -Es que Mari es una cocinera artista..

 -Eh, nadie va a contar algún chiste?

 -Yo os cuento el último que me ha contado un alumno.

-¿CUÁL ES LA CIUDAD MÁS VIGILADA DEL MUNDO?

-EE UU; RUSIA; CHINA…

-La CIUDAD DEL VATICANO PORQUE UN  PASTOR ALEMÁN  LA PROTEGEJa-ja-ja, ja-ja-ja, ja-ja-ja… 

 -Shiiiiii.  Callad, que entra Hipólita.

 -Que la llamada es para Miren.

 -Vaya, ¡qué inoportunos!  Ahora que  iba yo  a contar otro.

  -Qué, ¿empezamos con el repertorio de canciones o esperamos a que llegue Miren?

La puerta del restaurante se abre.  Las risas se apagan.  Unas miradas  bajan al mantel; otras buscan algo importante en el bolso; hay quien juega con las migas aún sin recoger.  El silencio resulta penoso, eterno,  el azúcar del postre demasiado pecaminoso… Miren recoge su bolso y, a trompicones, dice:  “Begoña, vámonos; el autobús…negro; casi carbonizado…

San Vicente de la Barquera, 
10 de noviembre de 2012                                                     
Isabel Bascaran ©

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