sábado, 20 de julio de 2013

PUSE UN POCO LA ANTENA, Y…




            Me horroricé. Los avatares de la vida son inexorables. Son lentos como una apisonadora que no se detiene, y que hunde y aplana transformándonos sin darnos  tiempo para advertir  el cambio que vamos sufriendo.

            Me lo hizo notar Sara, la locutora de Radio Occidental, en nuestras tertulias literarias de los lunes por la tarde.  “En antena, Jesús, suenan muy mal los tacos”.  Y fuera de antena también; lo que ocurre es que cuando uno se habitúa,  hasta la mierda deja de oler mal.

            Y nos estamos habituando a lo zafio y chabacano, ayudados principalmente por los medios de comunicación que nos rodean. Yo creo que la cosa llegó con la democracia. De repente dijimos que éramos libres para todo, y  como  decían los  viejos de mi pueblo cuando yo era crío, hemos dejado que  el carro  se pase delante de las vacas. 

            Saqué la antena de la observación, y me di cuenta del deterioro que la  sociedad española ha sufrido en los últimos treinta años.   La primera de las  censuras es para mi persona.  Escribir o decir un taco en el momento preciso, parece que hace más gráfica la intención de las palabras. A lo mejor lo veo así, porque no encuentro recursos suficientes para decir lo mismo de un modo más fino.

            Y claro, si soy capaz de ver mis defectos, los ajenos los veo con muchísima más claridad.  Como aquí no solemos tener términos medios, es decir, que nos pasamos o que no llegamos, en 1.988 el mandamás de turno  ordenó que  la blasfemia dejara de ser delito. En Finlandia por ejemplo, donde hombres y mujeres comparten desnudos la sauna, al blasfemo se le suele encarcelar. Porque la blasfemia  tiene poco  que ver con  las iglesias y los  curas que no nos gustan. Por blasfemia se entiende toda expresión tremendamente  abusiva o insultante hacia toda  materia sagrada de cualquier religión del mundo, que pueda causar indignación a sus seguidores.

            Pienso que en este desmadre hay muchas reminiscencias de los tiempos del Dictador, como si Franco y su régimen hubieran impuesto la moral, y ahora sintiéramos la necesidad de hacer todo lo contrario.  Las palabras Dios, Patria, Honor, son muy anteriores a esos tiempos y tuvieron el más digno de los significados. No entiendo que personas que se burlan  de ellas, puedan sentirse al mismo tiempo simpatizantes del programa creado en 2007  por Naciones Unidas,  con el nombre de “Alianza de las Civilizaciones”, para  entre Occidente y el mundo árabe y musulmán, conseguir  erradicar el terrorismo por otro camino que no sea el militar.

            Si no respetamos lo nuestro, mal vamos a respetar lo ajeno. Aquí se difama tranquilamente incluso en los medios de comunicación, mientras que por ejemplo en Irlanda la difamación se castiga hasta con multas de veinticinco mil euros. Somos el único país del mundo donde hay gente que se mofa de la Bandera Nacional.  Defendemos el uso en nuestro país de los  velos islamistas, mientras arrancamos de las paredes los crucifijos,  que  si no forman ya parte de nuestra fe, lo forman al menos de nuestra  historia… Con esta libertad tan mal entendida, no me extraña que hasta  nuestros estudiantes hayan  descendido hasta ser los más ignorantes de la Comunidad Europea…

                                               Jesús González ©

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