sábado, 18 de enero de 2014

EL TREN DE LA NADA






Llegaste a mi andén
y mi alma se desbordó contigo
empapándose de alegría al nacer a ti,
y trajiste la calma a mis mañanas de desasosiego
y a mis noches sin nada
que me sonaron a…
¡vida…
aliento…
vida…!

Pero, la confusión se ensañó de nuevo conmigo
y mi enlace a ti
se volvió distancia,
porque todo me entregaste
y nada supe dar
¡nada…
vacío…
nada…!

Volví de nuevo a la estación
y me perdí entre las sombras
para buscar la ternura
a través del reflejo hipnotizante
de mis lágrimas,
aunque sabía de tu marcha…
¡distante…
ausencia…
distante…! 

Y miré aquellos raíles
eternizándose tras el final de un convoy
que marcaba la frontera
por donde dejé escapar, otra vez,
ese tren que me trajo el amor.
Y guardé el inerte billete,
con el número de asiento 494,
cerca de mi corazón dolorido
que palpitaba en una lejana reverberación
¡dilatándose…
contrayéndose…
dilatándose…!

Sigo yendo al andén.


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
Navidades 13-I-2014

No hay comentarios: