sábado, 31 de mayo de 2014

ESPERANZA






            Esperanza, Esperanza, solo sabes bailar cha, cha, chá… Pero no creo que Rafael se refiriera a la Esperanza del cantar, cuando nos dio esa palabra como tema obligado para el escrito de este mes de mayo.



            Conozco por ahí alguna otra Esperanza, pero es de forma tan superficial,  que me impide escribir  sobre ellas cosa que merezca la pena. 



            Y esperanza, como estado de ánimo que  me haga pensar que sean posibles  las cosas que deseo… pues, ¡como que no!  No ves que a estas alturas de mi vida, ya no puedo  esperar casi nada. La esperanza se usa de continuo en la juventud, que es cuando uno sueña con  comerse el mundo, y a cada fracaso se le encuentra una justificación para a continuación soñar con otro imposible en el que poner de nuevo la más ilusa de las esperanzas… 



            Porque a la esperanza es a lo último que todos nos agarramos cuando por el camino de lo práctico, las ilusiones se nos escurren de entre los dedos como auténticas anguilas. La esperanza es la droga  que en la vida  mantiene latentes nuestros sueños más imposibles, lo que la convierte a mi juicio en la única de las adicciones beneficiosa  para el cuerpo, pero muy especialmente para el espíritu…



            ¡Joer…!  Que sin darme cuenta, se me escapan las letras por la filosofía de pacotilla, y eso no  me gusta.  Así que vuelvo a lo mío, que al fin y al cabo es lo que mejor conozco: Yo la única esperanza que tengo  la pongo en práctica todos los días, y es la de llegar vivo a mañana.  Soy  un yogur con la fecha de caducidad cumplida, pues según parece, la esperanza de vida en España es de 81,9 años, y yo hace tiempo que doblé esa esquina. No lo digo como lamento, sino como cántico a lo que ya he vivido, pues la realidad lejos de preocuparme, me hace vivir con más intensidad cada minuto del presente.



            En secreto te digo que aún conservo una de mis últimas esperanzas: La de ver un libro impreso con una selección de poemas y relatos de todos los miembros del Taller de Escritura… Estoy seguro que la cosa se realizará, pero ya no lo estoy tanto de que yo lo llegue a ver. Pero, eso. Que aún mantengo encendida la llamita de  esa esperanza…

           

            (P.D.  Acabado de escribir lo presente, y cuando estaba a punto de enviárselo a Rafael, recordé lo de las cinco palabras obligadas, así que sigue leyendo por favor, que me lo invento sobre la marcha para no desbaratar lo hecho):           



            Es el OCASO de mi vida quien de momento había borrado de mi mente las cinco palabras obligadas. (No te rías, que allá llegarás y me darás la razón, suponiendo que entonces estés en condiciones de razonar Pero de momento, no pierdas esa esperanza). En esta MAREJADA de palabras que debemos escribir para cumplir con lo ordenado por nuestro director,  tengo la esperanza de gastar la TINTA necesaria para dejar  las cosas claras sobre el tema que nos ocupa, y no dejar el papel en BLANCO. Si lo consigo, escucharás un SUSPIRO  de alivio. Más si consideras que la cosa te dejó así como ni fu ni fa, me lo dices, y no pierdas la esperanza, que soy capaz de rehacerlo, hasta dejarte satisfecho…



                           Jesús González ©

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