sábado, 31 de mayo de 2014

LA ISLA DEL AMOR.





Aquel ocaso
y el silencio,
me curaban de ti,
de la inútil pasión
que nació muriendo
en tu pozo de amor.

Nada estaba en su sitio
tras la cruel marejada.
Ni la espera
ni el beso,
ni siquiera la tinta
donde escribí tu nombre…,
desmayado
entre líneas borrosas.

Y el frío
regresó en tu distancia
y se ahogó
entre mi cuerpo
y el tuyo…
Separó la ternura
de un después,
del abrazo silente
en gemidos
vestidos de blanco
que parieron relojes
sin tiempo,
convirtiéndome en isla
rodeada de tu inmensa marea
que partía en influjos…

No quería amarrarme
a tu barca.
Ni tú lo querías.

El amor
se ha quedado
a solas conmigo,
porque el tuyo
está entre dos aguas,
y se apodera de mí
en el flujo, esperanza,
en el mar de tu olvido,
porque espero
y me ahogo
entre miedos
y dudas. 

Me he subido a la duna
y te veo partir;
tu silencio
me hace morir…

Ahora  sé que no debo esperarte
y, por fin,
he cruzado esta isla.
Encontré un manantial
que ha calmado mi sed,
un amor especial,
el que siempre anhelé,
y dejé de otear esa barca…
y a ti.

Comprendí,
que tan solo llegaste a perder
tus caricias en mí,
que buscabas
a la otra mujer
y sus ojos añil.
Ya no habrá seducción
en tus manos
de poemas de abril,
advertí que era solo mi amor
y no quise vivirle…
sin ti.

Ya olvidé tu canción,
ya dejé de ser isla
y aquel canto de una letra
sin fin:

“Juntos, un día entre dos…
Juntos, amor para dos
en una buena compañía
cualquier situación…
juntos…”
Ya eres solo… un suspiro.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
26-V-2014



           

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